El juicio afuera del Juicio


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A quince días de comenzado el debate en el primer juicio por genocidio en el máximo tribunal legal en el país, afuera de la sala principal de la Corte Suprema también se dirime una batalla que a ratos es sorda y a ratos resuena más que los mismos gritos de los abogados del juicio de Ríos Montt. El escenario no es una sala de vistas judiciales y no hay una jueza que dirija el debate, es una cruzada sin ley y las reglas las establece el más hábil, el que se impone a través de su poder o a veces el más creativo.

Julio Donis


Esta disputa toma lugar en las calles o en las salas de redacción, en las cabinas de los principales programas radiales o en los platós de televisión en medio de los telenoticieros, se dirime con desenfreno en el espacio anónimo y comodón de las redes sociales, se expresa en los medios escritos y en columnas como esta, y también sucede en discretas oficinas de sendos edificios. Tómese muy en cuenta que el debate no es en defensa o condena del exgeneral Ríos Montt necesariamente, pues su caso ya está en el despeñadero de la ley y su suerte está echada. Es la defensa oficiosa de la derecha conservadora en todas sus expresiones, géneros y especies, tratando de mantener a toda costa los males existentes, porque está en su esencia, que el cambio contraviene su pobre esquema de vida. De tal manera que esta pelea con sorna entre las partes, no es una batalla entre dos sino entre varios, y tampoco es de esta coyuntura. Empezó hace mucho tiempo y en ocasiones como esta se expresa de manera polarizadora. El verdadero forcejeo es por intereses que van desde los más mundanos y materiales hasta los más perversos para seguir manteniendo el desorden establecido. Solo una de las partes lucha por la verdad, la memoria y la justicia, otras se disfrazan en esta aspiración y otros la condenan a ultranza. Por supuesto que tampoco es un alegato político ideológico entre la derecha y la izquierda, hace tiempo dejó de serlo pues para empezar, ¿de qué derecha estamos hablando? y por otro lado, ¿hay izquierda? A la fecha no se ha visto ninguno de los veintitantos partidos políticos posicionarse alrededor del genocidio o de la historia oscura de este país, pues claro, sus líderes se sienten seguramente involucrados, y tomar partido sería perder el caudal de votos. Excepción a este comportamiento es la opinión del Presidente que ya se permitió decir que no hubo genocidio, lo cual fue evidentemente en descargo de la tropa. Por cierto la mini campaña de los familiares de los militares enjuiciados ha aprovechado muy bien el comentario. Es una disputa a la que acuden con desfachatez, las expresiones más recalcitrantes de esta sociedad, entre las que se puede distinguir en primer lugar, el anticomunismo organizado en sus fundaciones y a la oligarquía; todos prestos a desmentir y negar la muerte y a los responsables del pasado, a convertir este alegato en maniqueo, dibujando a unos que son comunistas terroristas y otros que son buenos. Las acusaciones del debate se pasan llevando a tres gobiernos y sus respectivos equipos de cooperación internacional, por financiar a unos y de estancar el desarrollo del país. Para otro menester hay que dejar el espinoso papel de la cooperación internacional, apostando siempre en el bando que se impone. El alegato que es al final por unos derechos que están amparados por la noción liberal de democracia, no es la razón del grito de la derecha oscura, me temo que es como siempre, una disputa por los pedazos de este país.