«Su nombre suena distante; pero en cierto momento representó un papel fundamental en la política revolucionaria latinoamericana.»
Julio Castro, catedrático universitario uruguayo, sobre Jacobo írbenz Guzmán.
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Ayer, hace 53 años, el presidente Jacobo írbenz Guzmán, electo democráticamente por el pueblo guatemalteco, fue obligado a renunciar al cargo. El operativo montado por la Central de Inteligencia Americana (CIA), apoyado por un grupo de mercenarios liderados por Carlos Castillo Armas y bajo la bendición de monseñor Mariano Rossell y Arellano, frenó los avances de un gobierno que se proponía industrializar y capitalizar a Guatemala.
El Decreto 900, Ley de Reforma Agraria, fue la principal causa de la presión que ejerció la norteamericana United Fruit Company junto a los sectores más conservadores del país. Las acusaciones sobre una influencia comunista provocaron el fin de diez años de democracia, en donde se reconoció a la mujer como ciudadana y se instituyeron, entre otras cosas, la Autonomía Universitaria, el Código de Trabajo, el Seguro Social y el escalafón magisterial. También se construyó la carretera al Atlántico.
Sin embargo, los principales problemas que enfrentaba nuestro país a mitad del siglo pasado siguen vigentes y aún frenan el desarrollo integral del ser humano.
írbenz la tuvo muy clara. En su discurso de toma de posesión aseguró: «Cuando hablamos de nuestro problemas sociales no debemos apartar la mirada de los grupos indígenas de Guatemala ni de las necesidades propias de la juventud y de la mujer».
El ex presidente vio la necesidad de cambiar la estructura económica, origen de los principales problemas que afectan al pueblo. «Buscando afanosamente en la entraña de nuestros problemas, hemos llegado a la conclusión de que es en la armazón económica de nuestro país donde reside la fuente de nuestros males,» indicó en su discurso.
El acceso a la tierra y su equitativa distribución es una de las principales exigencias del sector campesino y de diversas agrupaciones sociales. No obstante, la propuesta de una Reforma Agraria todavía hace temblar a los grandes terratenientes. El año pasado, el CACIF logró bloquear una mesa de diálogo que intentaba crear un Código Agrario. «Quieren expropiar tierras», aseguraron los representantes del sector privado y algunos editoriales de prensa.
írbenz, hace más de 50 años, propuso una de las vías para garantizar un mejor nivel de vida para la población. Desde la conquista española y durante la Reforma Liberal de 1871, al sector indígena y campesino se le arrebataron sus tierras, concentradas ahora en pocas manos.
Desde el triunfo del Ejército de Liberación se ha intentado callar y olvidar al gobierno de Jacobo írbenz Guzmán. En nuestros billetes contemplamos el rostro de personajes que acentuaron la exclusión y la marginación de nuestro país y los verdaderos héroes son escondidos para no revivir sus ideas democráticas.
«Algún día», aseguró írbenz en su discurso de renuncia a la presidencia, «serán vencidas las fuerzas oscurantistas que hoy oprimen al mundo atrasado y colonial».