La alegría de haber sido perdonado del módulo letal, su proyección religiosa hacia la comunidad y la creación de una microempresa, han hecho del reo Nicolás Gutiérrez Cruz, de 47 años, un hombre distinto y con deseos fervientes de ir superándose moral, espiritual y culturalmente dentro de Pavoncito y fuera de este reclusorio.
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Gutiérrez Cruz, ex-soldado oriundo de Alta Verapaz que, junto a su compañero de armas Eliseo Suchité Hernández, -prófugo aún-, dieron muerte a balazos a Juan Xan Calel, Francisco Yax López, Juan Calel Grave y su hijo de nueve años, Marvin Xan Santizo, el l7 de enero de l992 en Ciudad Peronia, Villa Nueva, fue condenado por tribunales militares a 30 años de prisión y luego una Sala de Apelaciones revocó la resolución y lo sentenció a la pena de muerte pero el Presidente de la República, Ramiro de León Carpio le concedió la Gracia, imponiéndole la pena máxima de prisión de 50 años.
Hoy, arrepentido de haber cometido tales atrocidades contra esta familia campesina originaria de Sololá, da gracias a Dios por haberle permitido ver las cosas de distinta forma tras haber aceptado convertirse en cristiano evangélico y, desde ese punto de vista nos cuenta cómo se ha desarrollado su vida dentro de prisión, la que en principio consideró su propio infierno.
«Yo fui preso de los vicios, era un ignorante y no sabía ningún oficio cuando cometí los hechos contra esta familia inocente. Al principio parecía volverme loco al recordar lo que ocurrió, lloraba arrepentido y pedía a Dios su perdón en cada instante de mi vida, era un calvario para mi estar pensando en lo mismo todos los días; sin embargo, un día Dios me escuchó y me habló para mi tranquilidad, sintiendo un verdadero cambio en mi existencia y, desde entonces repito que cuando hay un verdadero arrepentimiento Dios escucha y convierte a sus hijos en nuevas criaturas», enfatizó.
«Creo que la cárcel no hace cambiar a los hombres, sólo el Creador es el único que tiene la potestad de perdonar y hacer de cualquiera una nueva y verdadera persona, con principios y valores cristianos que le permiten asistir y ayudar a sus semejantes, y en esa dirección me propongo perseverar y ayudar a todo aquel que lo necesite a encontrar el camino de la salvación», reiteró.
Nicolás Gutiérrez Cruz, llegó a la cárcel hace l6 años siendo un analfabeta, se propuso salir de la ignorancia ingresando al primer grado de primaria y años después logró graduarse como Bachiller en Teología, título que le permite predicar el evangelio y movilizarse dentro del penal, en sus ratos libres.
Su objetivo principal es hablar de la palabra de Cristo a todos aquellos que están confinados en el sector de internos calificados de alta peligrosidad. «En el fondo son seres humanos que necesitan nuevas oportunidades para regenerarse aceptando el evangelio que predicó nuestro amadísimo Padre, ya que la cárcel no hace cambiar al hombre, eso sólo lo puede hacer el Rey de Reyes», agregó.
Dijo que: «Cuando el ser humano se propone un cambio en su vida, debe ser consecuente y luchar por ello. Yo me propuse estudiar toda la primaria, luego básicos y finalmente el bachillerato. Aprendí la talabartería, haciendo pelotas de fútbol y fabricando calzado, oficios a los que me dedicaré al recuperar mi libertad, hasta convertirme en un micro-empresario de éxito y dar oportunidades de empleos a jóvenes con aspiraciones y especialmente a mis ex-compañeros de infortunio».
Finalmente, hizo un llamado al mandatario para que «se ponga la mano en la conciencia» y rechace las pretensiones del Congreso que mediante un nuevo decreto pretende revalidar el Recurso de Gracia y asimismo promover la supresión definitiva de la pena de muerte.
Gutiérrez contrajo nupcias dentro de la Granja Penal de Pavón con Ana Imelda Altún y producto de ese matrimonio han procreado dos hijas de nombre Kimberly Josefina y Desideria Nohemí, de 6 y 4 años.
LA PRIMERA EJECUCIí“N en Pavón, fue el 7 de septiembre de l971, en el campo de fútbol, donde fueron fusilados los reos René Ixcacó Revolorio y Julio Rafael Roldán Godínez, por el secuestro y asesinato de Rosa Elena «Toty», de 9 años de edad. Año y medio tardó el proceso judicial para ejecutar a los condenados, según el Capellán de Pavón, Antonio López Martín que estuvo presente en dicha diligencia y es autor de la obra «Cien años de Historia Penitenciaria».
EJECUCIONES RELEVANTES: Dentro de la historia política nacional se conocen ejecuciones de políticos y militares adversos al régimen de turno, así como de particulares que cometieron delitos que conmovieron a la sociedad, entre ellos el fusilamiento de la primera mujer en la Penitenciaría Central, tratándose de Margarita Hernández Urbina y Pedro García Gesenahuer, por el crimen que se conoció como «El Tecomate».
Posteriormente le tocó el turno a la segunda y ultima dama ajusticiada, Agustina Linares Alvarado, una anciana de 60 años y su hijo Anastacio Linares, llevada a cabo el 24 de junio de l942. Minutos después fue ajusticiado Víctor Manuel Echeverría, sólo por haber pedido clemencia para las dos víctimas. Esto ocurrió durante el gobierno que presidió Jorge Ubico.
Destaca también el fusilamiento de José Miculax Bux, fusilado en las afueras del Cementerio General por haber estrangulado a l5 niños en fechas distintas. Esta ejecución fue vista por más de 4 mil personas. A Miculax le dieron el tiro de gracia en el corazón para preservar su cerebro que sería estudiado en la Universidad de San Carlos, pero jamás se supo que fin tuvo.
La tiranía de gobiernos militares llevó a extremos a quienes ejercía el poder, fue así que el 7 de noviembre de l877, el Presidente de la República, Justo Rufino Barrios, para comprobar si se cumplían sus órdenes, presenció desde su casa el fusilamiento del religioso católico, Presbítero Aguilar, quien junto a José Lara Pavón, Rafael Segura, Lorenzo Leal, Enrique Guzmán, Francisco de León y cinco reos más, fueron pasados por las armas, supuestamente por delitos de conspiración. Este acto fue realizado públicamente en la Plaza de Armas, conocido posteriormente como Parque Central o Plaza de la Constitución.
Otro sonado caso que conmovió a la sociedad, fue la ejecución de connotados políticos y profesionales, entre ellos los licenciados y hermanos, Juan y Adolfo Viteri Arrechea, el ingeniero Eduardo Rubio, el coronel Mateo Morales, los hermanos Felipe y Rafael Prado Romaña y don Francisco Ruiz, llevados al paredón dentro de la Penitenciaría Central acusados de conspirar contra el presidente Manuel Estrada Cabrera. Lo condenable del caso fue que posteriormente se conoció que la pena de muerte se aplicó por presunciones del delito.