El Imperio fue contraatacado


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La Corte Suprema de Gran Bretaña desestimó hoy una moción de la compañí­a de George Lucas que intentaba que un diseñador de utilerí­a deje de fabricar y vender réplicas de los emblemáticos cascos de las tropas de asalto de «La guerra de las galaxias».

Sin embargo, la corte determinó que estas copias no pueden ser vendidas en Estados Unidos.

Por JILL LAWLESS
LONDRES / Agencia AP

Andrew Ainsworth creó los cascos blancos utilizados por el siniestro ejército espacial en la cinta original «La guerra de las galaxias» de 1977 y ahora vender réplicas por internet. Durante años, Lucasfilm Ltd. ha tratado de impedir que lo siga haciendo, en una batalla que llegó hasta los tribunales británicos.

Los abogados de la compañí­a Lucasfilm argumentaron que los trajes de las tropas de asalto son esculturas y por lo tanto obras de arte protegidas por las normas de derecho de autor. Dos tribunales concluyeron en 2008 y 2009 que los trajes son utilerí­a y no obras de arte, lo que representó dos victorias para Ainsworth.

La Corte Suprema del paí­s ratificó el miércoles ese fallo. Los cinco jueces indicaron que «la cinta La guerra de las galaxias’ es en sí­ la obra de arte creada por Lucas y sus compañí­as. El casco es utilerí­a dado que fue un elemento en el proceso de producción de la pelí­cula».

Pero los jueces coincidieron con los abogados de Lucasfilm al decir que Ainsworth violó el derecho de autor de Lucas en Estados Unidos al vender los trajes en ese paí­s.

Los abogados de Ainsworth dijeron que la decisión significa que su cliente podrá seguir fabricando y vendiendo las réplicas en Gran Bretaña, pero no las puede vender en Estados Unidos.

El diseñador se declaró satisfecho con la decisión.

«Me siento orgulloso de informar que en el sistema legal británico David puede vencer a Goliat, si su causa es la correcta», dijo Ainsworth. «Si existe la Fuerza, entonces ha estado conmigo en estos últimos cinco años».

La compañí­a Lucasfilm dijo que «desafortunadamente» la corte ratificó una «anomalí­a de las leyes de derechos de autor británica bajo la cual las obras creativas y altamente artí­sticas hechas para ser usadas en pelí­culas —que están protegidas por la ley de derechos de autor de prácticamente otros paí­ses del mundo— no tienen derecho a ser protegidas en Gran Bretaña».

Los jueces de la Corte Suprema tal vez sean expertos en derecho, pero su decisión evidenció su desconocimiento de la ciencia ficción. El veredicto indicó que las cintas de «La guerra de las galaxias» están planteadas «en un mundo imaginario de ciencia ficción en el futuro».

Y ahí­ está el error, dado que todo aficionado sabe perfectamente que la historia se desarrolla «hace mucho tiempo en una lejana galaxia».