El idioma se ha convertido en un impedimento para las mujeres de Chimaltenango, donde el 90 por ciento de la población es indígena, sobre todo para las sobrevivientes de la violencia sexual, una de las formas de violación a derechos humanos más silenciadas por la sociedad, dijo a Cerigua Danesa Luna, de la Asociación de Mujeres Jóvenes Generando.
La lideresa aseguró que en el departamento se han hecho pocos esfuerzos en materia de divulgación de las causas y de las consecuencias de la violencia machista, así como de los derechos humanos de las mujeres, ya que la cooperación internacional y las instituciones del Estado destinan pocos fondos a ese tipo de acciones.
El Centro de Apoyo Integral a Mujeres Sobrevivientes de la Violencia (CAIMU), entidad administrada por la Asociación Generando, ha recibido aproximadamente 100 denuncias sobre casos de violencia contra las mujeres, entre las que hay un significativo número de casos de violaciones.
Las instituciones de gobierno y del Estado no elaboran cifras confiables en ese tipo de casos, muestra de ello es que no cuentan con expedientes sobre violencia sexual, mientras que el CAIMU ha conocido al menos 10 durante el presente año, aseguró la entrevistada.
El idioma se ha convertido en el principal factor que impide a las mujeres indígenas denunciar los casos de violencia en su contra, ya que las oficinas no cuentan contra traductores, que tengan un nivel de profesionalismo y de sensibilidad frente a la cultura de los pueblos originarios de Chimaltenango, añadió la profesional.
La violencia sexual ha afectado a mujeres indígenas y mestizas, con elevado nivel educativo o analfabetas, así como a quienes tienen ingresos económicos altos y a las más pobres; todas podrían ser víctimas de ese tipo de violencia en el departamento, concluyó Luna.