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Cierto caballero andaba en busca de un abogado para que le llevara un caso. Anduvo preguntando por el mejor de todos, hasta que por fin un amigo le indicó a quién podía acudir.
Unos días después el caballero llegó a la casa del amigo y le dijo:
-El abogado que me recomendaste me ha defraudado.-
Muy apenado le preguntó:
-Pero amigo, ¿por qué dices eso?-
-Pues me dijo que sí tomaba mi caso pero si yo dejaba que él fabricara sus propias pruebas
y que si fuese necesario consiguiera un testigo falso. Y eso no es lo que yo ando buscando, sino la verdad de los acontecimientos.-
Es lamentable decirlo pero era un hombre con una profesión honrosa pero con un carácter sin integridad. Y es triste también ver que alguien pueda llegar tan bajo en lugar de cumplir con su obligación de perfeccionar y ennoblecer cada día su trabajo, cualquiera que sea.
De gran valor es la integridad en el carácter, de lo contrario es un gran peso para la sociedad.