El hombre centenario


Desde los años 1950 y la publicación de su tesis sobre

Francia rindió homenaje a uno de sus últimos grandes intelectuales y maestro de la antropologí­a moderna, Claude Levi-Strauss, quien festejaba sus 100 años de vida.


Titular de la cátedra de antropologí­a social del Colegio de Francia a partir de 1959, el antropólogo formó una primera generación de alumnos que prolongaron su teorí­a del parentesco.

Al caer la noche el presidente Nicolas Sarkozy fue a visitarle a su domicilio parisiense «para rendirle un homenaje caluroso y expresarle el reconocimiento de toda la Nación».

Claude Levi-Strauss «se mostró muy atento y ha dialogado con el presidente de la República, expresando sus reflexiones sobre el futuro de las sociedades modernas y la importancia de la historia para comprenderlas mejor», indicó la presidencia francesa.

La visita del jefe del Estado se produjo al término de una jornada de homenajes y celebraciones en honor del antropólogo.

Con este motivo, la ministra de Investigación Valerie Pecresse anunció que Levi-Strauss habí­a aceptado «dar su nombre a un premio nacional de ciencias humanas y sociales». Dotado con 100 mil euros, este premio distinguirá cada año «al mejor investigador en ciencias humanas y sociales en actividad en Francia».

Un centenar de personalidades leyeron fragmentos de su obra durante el programa que le consagró en Parí­s el Museo del muelle Branly o Museo de Artes y Civilizaciones de ífrica, Asia, Oceaní­a, y de las Américas.

El actor Daniel Mesguich abrió el ciclo con un texto titulado «nuestra basura lanzada al rostro de la humanidad», extraí­do de «Tristes trópicos» (1955), uno de los libros más importantes de Levi-Strauss.

Artistas y cientí­ficos se sucedieron para leer textos del antropólogo entre los megalitos africanos y los tótem de indios de América del Norte expuestos en el Museo.

Nacido el 28 de noviembre de 1908 en Bruselas, Claude Levi-Strauss sentó las bases de la antropologí­a moderna en los años 1950 con su trabajo sobre «Las estructuras elementales del parentesco».

Al festejar su aniversario, se convierte también en el primer centenario de la Academia Francesa, la institución fundada en 1634 para velar por el respeto de la lengua francesa y componer el diccionario.

Elegido en esa institución en 1973, el antropólogo asistí­a aún recientemente a las sesiones de la Academia, pero dos caí­das en las últimas semanas lo obligaron a limitar sus desplazamientos.

Una placa en su honor fue desvelada en el teatro del Museo Branly que lleva su nombre. Con una cita del antropólogo grabada en el mármol: «la fatalidad exclusiva, la única tara, que puede afligir a un grupo humano e impedirle realizar plenamente su naturaleza es estar solo».

LETRAS Tristes trópicos


En 1954, la editorial francesa Plon encargó a un joven especialista de las poblaciones esquimales y laponas, Jean Malaurie, que creara una colección etnográfica titulada «Tierra Humana».

Malaurie pidió a Claude Lévi-Strauss un relato de viajes. En cuatro meses, éste terminó su manuscrito, basado en su viaje al Brasil en los años 30. En esos mismos años, el antropólogo habí­a abandonado un proyecto de novela, del que recuperó entonces el tí­tulo: «Tristes trópicos».

«Poseí­a una bolsa llena que tení­a ganas de volcar», dijo. Y lo que vuelca en la obra, no es solamente su saber, sino también su alma: tal es la diferencia entre un relato erudito, aunque sea de alto nivel, y una obra de arte.

El austero y discreto antropólogo está evidentemente dividido entre su deseo de libertad y el trabajo cientí­fico. Pero decide finalmente «autorizarse» la libertad para lograr una obra audaz, casi «antinatural», puesto que él no vacila en emplear el «yo» cuando defiende la idea de que «el yo es odioso».

Tras un aparentemente paradójico «odio los viajes y los exploradores», 500 páginas extraordinarias por el relato de las aventuras y la exposición de las reflexiones.

Moralista, Lévi-Strauss analiza en esta «autobiografí­a intelectual» las relaciones entre el viejo y el nuevo mundo, el lugar del hombre en la naturaleza, el sentido de la civilización y del progreso.

El éxito fue inmediato, la crí­tica entusiasta. En ví­speras de la atribución de su prestigioso premio, la academia Goncourt lamentaba no poder laurear el libro, puesto que no es una novela. Sólo los cientí­ficos se mostraban reservados, impacientes por ver a su colega volver al terreno cientí­fico.

«Los etnólogos me acusan de haber hecho un trabajo de aficionado, y el público un libro de erudición. Todo esto me es indiferente», afirmó el autor.

«Tristes trópicos» no cesó de ser traducido y reeditado». Claude Lévi-Strauss lo consideraba un libro escrito «demasiado rápido y sin reflexión».

«Insólitas, desconcertantes, deshilvanadas, saltando las épocas, los años, las estaciones, palpitantes, las fulguraciones de «Tristes trópicos» son de ésas que trazan caminos en la noche. Y esto dura todaví­a», escribió con justeza la ensayista Catherine Clément, amiga y especialista de la obra de Lévi-Strauss.

ESTANTERíA Principales libros


El antropólogo ha escrito más de 30 libros, el más conocido de los cuales es «Tristes trópicos», publicado en 1955.

He aquí­ la lista de sus principales obras:

– «Vida familiar y social de los indios Nambikwara» (1948)

– «Estructuras elementales del parentesco» (1949)

– «Razas e Historia» (1952)

– «Tristes trópicos» (1955)

– «Antropologí­a estructural» (1958)

– «El pensamiento salvaje» (1962)

– «Mitológicas 1 – Lo crudo y lo cocido» (1964)

– «Mitológicas 2 – De la miel a las cenizas» (1967)

– «Mitológicas 3 – El origen de las maneras de mesa» (1968)

– «Mitológicas 4 – El hombre desnudo» (1971)

– «Antropologí­a estructural II» (1973)

– «La ruta de las máscaras» (1975)

– «La mirada alejada» (1983)

– «Palabra dada» (1984)

– «La alfarera celosa» (1985)

– «De cerca y de lejos», entrevistas con Didier Eribon (1988)

– «Historia de lince» (1991)

– «Mirar, escuchar, leer» (1993)

– «Saudades do Brasil» (1994)