En esa premiación las mujeres estaban fascinadas con los encantos masculinos de Robert Benson, pues parecía un muñeco elaborado a la perfección; él era un atleta muy afortunado.
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Después de haber recibido los aplausos del público durante los cuarenta y dos kilómetros de la carrera, había conquistado el primer lugar con una ventaja de más de quince minutos.
Con su cuerpo perfecto, Robert parecía tener 30 años y en realidad tenía 60; su apariencia y espíritu eran los de un hombre en la plenitud de su vida.
Cuando levantó su trofeo, las damas casi se desmayaron de la emoción, sin imaginarse que dos años atrás él era un tipo débil, gordo, y feo y que gracias a la sana alimentación y gimnasia constante y progresiva, había nacido de nuevo.
TU CUERPO DEBE ESTAR SIEMPRE BELLO Y CON VIDA.