El Heimatfilm y el Cine Guatemalteco


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El Heimatfilm (del alemán Heimat: patria, lugar de origen) tuvo su auge en Alemania, Austria y Suiza a finales de los años 40 y durante los 50s. Alguno que otro habrá visto películas como las de Heidi de esa época.

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POR TANIA HERNÁNDEZ

En una Alemania parcialmente destruida por la guerra y ocupada por los aliados, la nostalgia por un espacio “intacto” llevó a crear este tipo de películas que tenían lugar principalmente en praderas, montañas y valles.

El presentar el folclore de estas regiones era también una forma de buscar una identidad como país y como región,  algo que resulta muy importante en tiempos de posguerra. Por otra parte el ambiente represivo de las guerras no suele limitarse al ambiente físico sino también al moral. Por eso el fin de una guerra trae consigo la necesidad de redefinir los valores morales. En este sentido, el Heimatifilm tradicional, opta por la recuperación de los valores tradicionales, en respuesta a los intentos de la población más joven por la liberación de los códigos aceptados. Todos estos procesos se han dado y se están dando en Guatemala, por lo que no es de extrañar que aquí también encontremos películas que podríamos considerar que caben dentro de la categoría del Heimatfilm o dialogan con él.

Observemos, por ejemplo, una de las películas más representativas del Heimatfilm en Guatemala: “Soy de Zacapa” de Luigi Lanuza y Mario Enríquez. Esta película, es una oda al departamento de Zacapa, estructurado a partir de la famosa canción del mismo nombre, del compositor José Ernesto Monzón, y que comparte muchas características con el Heimatfilm tradicional:

Hay una clara diferencia entre los buenos y los malos. Hay una clara diferencia jerárquica entre los personajes.  La tensión proviene de la relación entre una persona de “origen humilde” y una persona de “clase dominante”.  Entre los valores que se defienden están: la familia, la lealtad, la obediencia a los padres, la virginidad (en la mujer de clase alta, no así en la de su empleada), el patriotismo local, la honradez, el sacrificio, el patriarcado (con todas sus implicaciones de dominio jerárquico sobre mujeres y empleados y el obligado chiste homofóbico).  La trama es predecible y se le da mucha importancia a los lugares y al paisaje. El peligro viene de la capital, mientras que los zacapanecos conservan sus valores tradicionales.  Las tradiciones son muy importantes: las canciones, las peleas de gallos, las ferias, la comida, las serenatas, los jaripeos, etc.

Si bien el Heimatfilm tiene un carácter esencialmente conservador, en Guatemala este tipo de Heimatfilm (en el que también podríamos incluir otras películas como “Rosario” o “Tierra de Iguanas”), tiene una faceta contestataria, que pretende la descentralización de la creación cinematográfica. Hay una necesidad de dar una visión propia a la identidad colectiva y la individual lejos de la cultura homogeneizante de la capital. Una necesidad de diferenciarse y revalorizarse. Que esto lleve a otro discurso homogeneizante y no liberador, es otra historia. Sin embargo, como dije, como ejercicio de búsqueda de identidad, es muy valioso, principalmente para las personas que, como yo, tenemos raíces en esas tierras.

Frente a esta idea del Heimatfilm tradicional, existe otro tipo Heimatfilm que es más moderno y es el Heimatfilm citadino. Esta idea la planteó el director alemán Fatih Akin en su película Soulkitchen, en la que retrata las vidas de un grupo de amigos con raíces diversas (no solo germanas como en los Heimatfilms tradicionales) que viven en la ciudad de Hamburgo, Alemania. Aquí la idea de familia se amplía a los amigos y los conceptos de lealtad, honestidad, honradez y honorabilidad se modernizan. A partir de este caso, me atrevo a decir que la película “Puro Mula” del colectivo cinematográfico Best Picture System, es una especie de Heimatfilm citadino, que podría verse como una respuesta al Heimatfilm tradicional. En “Puro Mula” la trama se desarrolla en Guatemala, Capital. La patria se limita al barrio (o colonia), y los valores se transtornan. El valor se vuelve anti-valor, y el anti-valor, valor.  La familia es un tío, un sobrino, una hermana y un amigo. El protagonista es un hombre vago e irresponsable (contrario a la idea del macho proveedor del Heimatfilm tradicional). No hay lealtad, no hay jerarquía, no hay honestidad. El “folclore” está definido por el lenguaje, la vestimenta y los juegos. El lenguaje, en particular, el que por cierto ha sido criticado por muchos, resulta ser un lugar en el que los  jóvenes capitalinos pueden ver reflejadas su cultura y su idiosincracia. Al contrario del Heimatfilm tradicional, “Puro Mula” no constituye un refugio de la violencia, sino más bien propone un refugio de violencia verbal y visual, frente a la imposición de los valores tradicionales. Podríamos decir que “Puro Mula” es el negativo del Heimatfilm tradicional, pero que debido a su capacidad de desarrollar un ejercicio reflectivo, sobre patria, identificación e identidad puede ser considerado un (Anti-) Heimatfilm moderno.

Entre estos dos extremos encontramos la película “Aquí me quedo” de Rodolfo (Chofo) Espinosa.  Por un lado, comparte con “Soy de Zacapa” la muestra de lugares emblemáticos y la utilización de lugares y canciones símbolos, y la descentralización, en cuanto a hacer una película citadina, en otra ciudad que no sea la capital (siendo que algunos capitalinos piensan que la capital es la única ciudad guatemalteca). Pero, al contrario de “Soy de Zacapa”, aquí los íconos son utilizados al mismo tiempo con orgullo y con una visión deconstructiva. Uno de los puntos culminantes de la película, por ejemplo, es el momento en que el personaje principal, que en la vida real es cantante, es obligado a cantar “Luna de Xelajú”, bajo amenaza de muerte, a todo pulmón desde el cerro La Muela (dos íconos – la canción y el cerro – unificados con la nueva cultura de violencia) . La violencia es la nueva cultura, como en “Puro Mula”.  Los valores se cuestionan a partir de los sentimientos encontrados que producen los conceptos de patria, identidad, cultura y anti-cultura, así como las nuevas formas de vivir los valores tradicionales (como la amistad en este caso que surge a partir de una relación de extrema violencia). Así como en “Soy de Zacapa”, el lugareño que ve la película, reconoce los lugares que ve, el que está afuera siente cierta nostalgia y al fuereño se le permite una visión de la ciudad, pero desde un punto de vista mucho menos idílico. Allí no hay nada intacto, ni los valores ni los lugares. El teatro es “profanado” en una persecución y el valor del héroe nacional es cuestionado por uno de los protagonistas. Como en “Puro Mula” no existe la imagen del patriarca proveedor, sino de dos hombres dominados por el miedo y sus fracasos personales. Por otra parte, al contrario de “Puro Mula”, la violencia no se plantea como respuesta a los valores tradicionales, sino que se cuestiona, es decir se cuestionan tanto los valores como los antivalores.

En conclusión, podríamos decir, que estas tres películas, a pesar de tener en común un punto de vista masculino, heterosexual y ladino (aun contando con un equipo heterogéneo), presentan visiones valiosas  con planteamientos muy diversos, desde distintas partes del país, que nos cuentan sobre la visión de la sociedad a la que pertenecen sus actores y directores, de cómo se ven a sí mismos, y cómo desean verse. Conforme se abran más espacios, esperamos ver también películas provenientes de otros grupos sociales y otros sectores, que sigan aportando al cuadro completo, en busca de una definición personal y colectiva de nuestra identidad como grupo heterogéneo y como país.