El hambre se discutirá en Roma


Xiomara Castro de Zelaya (2a. D), primera dama de Honduras, lideró ayer la marcha en su paí­s en la Caminata contra el Hambre, que se llevó a cabo en todo el mundo. A partir de mañana, Roma recibiriá la cumbre de la FAO en donde abordarán el tema del hambre mundial.

Lí­deres de 193 paí­ses, entre ellos los jefes de Estado o de gobierno de Brasil, Argentina, Francia y España, junto con los de naciones golpeadas por hambrunas, buscarán esta semana en Roma remedio a la grave crisis mundial provocada por el alza de los precios de los alimentos y el petróleo.


La cumbre extraordinaria, convocada desde mañana hasta el jueves por la Organización de Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación (FAO), se llevará a cabo tras varios meses de revueltas del hambre en paí­ses tan diversos como Haití­, Filipinas, Indonesia, México o Egipto.

Entre las personalidades que han confirmado su presencia en Roma figuran los presidentes Luiz Inacio Lula da Silva (Brasil), Cristina Kirchner (Argentina), Nicolas Sarkozy (Francia), Hosni Mubarak (Egipto) y Mahmud Ahmadinejad (Irán), así­ como los jefes de gobierno de España, José Luis Rodrí­guez Zapatero, y de Japón, Yasuo Fukuda.

También asistirán los jefes del Banco Mundial, Robert Zoellick, y del FMI, Dominique Strauss-Khan.

Fueron invitados igualmente organizaciones no gubernamentales como la del Movimiento de los Sin Tierra (MST) de Brasil, que defenderán alternativas de desarrollo sostenible y cuestionarán el modelo económico que domina el mundo.

Zoellick advirtió que la nueva crisis alimentaria «puede provocar un desastre sin precedentes y de proporciones mundiales»; según la FAO, la crisis arrastró ya a unas 100 millones de personas al umbral de la desnutrición.

«Si los precios bajan, al menos un poco, en seis meses esas personas dejan de padecer hambre, no es un proceso irreversible, por eso hay que hacer algo», explicó el subdirector de la FAO, el español José Maria Sumpfi.

La Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL) estima que por el alza de los precios unas 10 millones de personas más de personas caerán en la pobreza en esa región.

Para muchos expertos, la meta de la FAO de reducir en 2015 el número de personas que sufren hambre en el mundo -unas 800 millones en la actualidad- está amenazada por el fracaso.

El secretario general de la ONU, Ban Ki-moon, quien pronunciará un discurso en la inauguración de la conferencia, deberá proponer un «plan de acción» inmediato para aliviar la situación humanitaria.

El plan, elaborado por una «célula de crisis» creada hace un mes por los jefes de las agencias de la ONU, del Fondo Monetario Internacional (FMI) y del Banco Mundial, se propone hacer frente al dramático incremento de los precios y evitar los estallidos sociales.

En un informe de la FAO, veintidós paí­ses, entre ellos Haití­ así­ como Eritrea, Ní­ger, Burundi, Tayikistán, Sierra Leona, Zimbabue, Etiopí­a, Zambia, República Centroafricana, Mozambique y Tanzania, son considerados «particularmente vulnerables» al incremento de precios de los alimentos y los carburantes.

Para varios paí­ses europeos o en desarrollo (como Cuba o Venezuela), parte de la responsabilidad incumbe al boom de los combustibles alternativos (etanol o biodiesel), que en muchos casos destinan productos comestibles a la fabricación de carburantes.

Una versión que rebate Brasil -principal productor mundial de etanol, junto a Estados Unidos- que ve en los biocarburantes una posibilidad para muchos paí­ses pobres de salir de la dependencia petrolera.

El presidente Lula considera además que el alza de los precios se debe al aumento de la demanda por parte de importantes paí­ses emergentes como China, India y Brasil, así­ como al proteccionismo agrí­cola de Estados Unidos y Europa.

Los biocarburantes, cuya elaboración se triplicó del 2000 al 2007, según cifras de la FAO, serán de hecho uno de los temas más delicados que se debatirán en Roma.

De cualquier forma, la tendencia alcista de los precios de los comestibles no parece destinada a revertirse a corto plazo.

«Los precios agrí­colas permanecerán en niveles muy elevados durante los próximos diez años. Carne, azúcar y leche aumentarán entre el 30% al 60%. Los aceites vegetales del 80% «, advirtió un reciente informe de la FAO y la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE).

De cualquier forma, la tendencia alcista de los precios de los comestibles no parece destinada a revertirse a corto plazo.
Prestigio perdido


La FAO rebatirá las crí­ticas a su gestión en la cumbre de Roma sobre la seguridad alimentaria que se inaugurará mañana con la asistencia de jefes de Estado o de gobierno como Luis Inacio Lula da Silva (Brasil) Cristina Kirchner (Argentina) y José Luis Rodrí­guez Zapatero (España).

La Organización de Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO), muy criticada recientemente por el presidente de Senegal, que la considera ineficaz, tratará durante esta conferencia extraordinaria de reconquistar su posición de lí­der con la búsqueda de soluciones a la subida de los precios de los alimentos.

«Esa institución es un pozo sin fondo, gasta la mayorí­a de su presupuesto en el funcionamiento mientras realiza pocas operaciones eficaces sobre el terreno. Deberí­a ser eliminada», sostuvo a principios de mayo el presidente senegalés Abdulaye Wade.

El director general de la FAO, Jacques Diouf, quien también es senegalés, minimizó el ataque de Wade aduciendo que se trataba de una «polémica motivada por razones de polí­tica interior senegalesa».

Las crí­ticas del dirigente africano a la institución no son las únicas.

Hace pocos dí­as la secretaria de Estado francesa para los Derechos Humanos, Rama Yade, pidió que se «desmontaran mastodontes» como la FAO y el Programa Mundial de Alimentos (PMA) porque reclutan numeroso personal, gastan mucho en funcionamiento e invierten poco en programas concretos.

La celebración de la cumbre extraordinaria para afrontar la crisis alimentaria sin precedentes y de proporciones globales que afecta al planeta deberí­a devolverle el brillo a la FAO como principal entidad internacional comprometida en la lucha contra el hambre.

«Se trata de una ocasión única, histórica para reactivar la lucha contra el hambre y la pobreza. Es tiempo de actuar», reconoció Diouf, quien inició hace más de 10 años una reforma a fondo de la agencia que incluyó, entre otras medidas, un fuerte recorte de personal y la agilización en la toma de decisiones.

Hace doce años, en noviembre de 1996, se celebró en Roma la primera cumbre mundial sobre la alimentación, durante la cual la comunidad internacional se comprometió a reducir antes del 2015 a la mitad el número de personas que padecen hambre en el mundo, estimado en algo más de 800 millones.

Un objetivo que no se logrará, según los expertos.