Uno de los temas de mayor preocupación para el pueblo de Guatemala en estos días es el grosero aumento de casi el 30 por ciento a las tarifas eléctricas que entró en vigencia a partir del uno de mayo en curso por disposición de la Comisión Nacional de Energía.
Si bien es cierto, el alza afecta en forma directa a los consumidores de más de 300 kilovatios mensuales, también lo es que sus efectos son trasladados en cadena al resto de la población con un incremento indiscriminado en los precios de los diferentes productos.
Los miembros de la Comisión de Energía han tratado de justificar la medida con los problemas de generación en la hidroeléctrica de Chixoy por los bajos niveles del embalse a causa de la sequía de los meses anteriores, y el consiguiente uso de combustibles derivados del petróleo para la producción del fluido eléctrico.
Sin embargo, las lluvias ya empezaron y según los pronósticos del Instituto de Sismología y Meteorología, el invierno se establecerá formalmente a partir del final de la próxima semana, lo cual permite deducir que el embalse de la hidroeléctrica volverá a su nivel en poco tiempo. Por consiguiente, el aumento debería ser revisado para evitar más tensiones e incertidumbre entre el pueblo.
El alza se ha puesto en vigor en un contexto social muy adverso, pues para ninguno es un secreto que casi todos los precios de los artículos de la canasta básica están por las nubes, mientras los salarios se mantienen estáticos.
Hay que recordar que el gobierno del presidente ílvaro Colom no ha estado a la altura de las circunstancias para frenar la codicia de los especuladores. Un ejemplo es que los sectores vinculados con el negocio del azúcar hicieron su agosto en los meses anteriores con un incremento desproporcionado. Para ello utilizaron la patraña de que el fenómeno tenía su origen en el contrabando del producto hacia México.
Desdichadamente, las autoridades del Ministerio de Economía, no salieron al paso oportuno de la ambición desmedida de los hambreadores del pueblo. Lo que procedía era autorizar de emergencia una importación de azúcar de otros países con arancel cero. En su momento, esto fue lo que hizo el presidente Alfonso Portillo, y por eso es que no lo quieren.
Las protestas ya empezaron en el caso de las tarifas eléctricas. Algunas de las principales organizaciones sindicales están en pie de lucha y han iniciado una serie de acciones para revertir el aumento, entre ellas el bloqueo de carreteras y la recolección de firmas para demandar la nacionalización del servicio eléctrico, que ahora está a cargo de tres empresas, en su mayoría propiedad de inversionistas españoles que obviamente nunca pierden.