En un espacio como éste es imposible incluir todo el contenido de un análisis elaborado por el Programa de Opinión Pública (POP), de la Universidad Rafael Landívar, acerca de la reacción de los diarios impresos y sus lectores en torno a una propuesta legislativa sobre juzgar como adultos a niños y adolescentes sindicados de sicarios, es decir, que cometen asesinatos por encargo de criminales mayores de edad.
Como es un tema muy sensible resumiré apretadamente los resultados de esa investigación, que advierte que los medios de comunicación son reconocidos por la influencia que ejercen sobre la sociedad, porque permean, estructuran e inciden en las percepciones de la realidad y en la construcción y manipulación de la opinión pública, a lo que se suma que actualmente el público tiene mayor acceso a la información y se le permite interactuar en los portales cibernéticos, para exponer sus opiniones respecto a asuntos de su interés, creando grupos que se integran espontáneamente y sin mayor esfuerzo.
De esa cuenta, la iniciativa de ley que planteó el diputado Gudy Rivera, del Partido Patriota, “de juzgar a los menores como adultos”, según el monitoreo realizado por el POP-Landívar, el 60% de los comentarios emitidos alrededor del tema, provenientes principalmente de lectores (o blogueros) considera que la solución al problema del “sicariato infantil” es cabalmente la propuesta del citado parlamentario, señalando a los padres como principales guardianes de la seguridad de sus hijos; pero no toma en consideración que éste es un problema de raíces profundas que yacen en la pobreza, la desigualdad, la carencia de servicios mínimos, la desnutrición y el abandono.
El otro 40% de comentarios proviene en su mayoría de columnistas y expertos que consideran que la solución no radica en reducir la edad para lograr la imputabilidad de los menores, sino en el diseño de políticas públicas destinadas a prevenir la violencia, y plantea que los niños (y adolescentes) son víctimas de un sistema que no brinda las oportunidades necesarias para mejorar las condiciones de vida.
Ese 40% converge en que se debe brindar bienestar a los menores para evitar comportamientos violentos, aunque difiere respecto a quién debe ser el encargado de esa responsabilidad, si el Estado o los padres de familia. Pese a que este grupo está discursivamente bien estructurado, no tuvo tanto impacto en la opinión pública, como sí sucedió con el mensaje del diputado Rivera.
El análisis incluye sociogramas que identifican a subgrupos a favor o en contra, pero con algunos matices específicos, incluyendo un endurecido segmento minúsculo que se inclina porque se aplique sin contemplaciones la pena de muerte a niños y adolescentes que proceden como sicarios.
Puede apreciarse, entonces, que el sicariato infantil es un fenómeno que sacude o conmueve a la sociedad.
(El bloguero Romualdo Tishudo me escribe para citar la frase de autor que desconoce:-Un padre es un hombre que espera que sus hijos sean tan buenos como él hubiera querido ser).