El gran revés de los Estados Unidos


Santiago Villanueva Gudiel

COMO EN UNA CUENTA REGRESIVA, para lanzar un cohete hacia el espacio, se podrí­a contar los reveses de los Estados Unidos del Norte del continente en la historia y actualidad; pero un solo revés es de connotación que conmociona al mundo latinoamericano, el que es necesario subrayar.

No es el muro que hoy los une en la frontera con los Estados Unidos Mexicanos, pues cabe dentro del ejercicio de la soberaní­a de cada Estado resguardarse como lo fue con la Muralla China. ?No es que en el pasado su grandeza haya sido el haber hecho la guerra con la industria, sino que actualmente hace de la guerra industria. ?No es sólo que duela que ya se hayan olvidado que también los colonizadores llegaron de Inglaterra, como extranjeros en las tierras de los pieles rojas en este continente de indios, donde ahora están los norteamericanos, y que ahora repriman y rechazan a los hispanocontinentales. ?No es tampoco que hayan sojuzgado a los nativos que tuvo que dejar libres de la esclavitud junto con los africanos, sino que también se abrieron al cosmopolitismo del mundo, que llegaron a hacerlos grandes y poderosos y que ahora cierran puertas y fronteras con muros a los hispanoparlantes y prohí­ben darles hospitalidad y trabajo, como si fuesen los terroristas perseguidos, cuando los EE.UU. lo están siendo para con los continentales americanos, faltando a la solidaridad.

La grandeza espiritual de los Estados Unidos se debió a la calidad de sus fundadores, los cuáqueros (o amigos) que le dejaron el fundamento espiritual; que hayan difundido la luz del evangelio a las naciones del mundo, así­ como haberle dado prioridad a las Sagradas Escrituras y a Dios en sus oraciones, en su invocación en el Congreso y en la lectura en las escuelas, como también que lo hayan consignado en la inscripción de su moneda. Todo lo cual ahora en su decadencia abolieron y se vive en inmoralidad ejemplar para el mal al mundo.

AHORA MISMO, el gran revés de los Estados Unidos es que a pesar de los adelantos que nos han acercado tanto, a unos a otros, como para vivir la época de la globalización en integridad latinoamericana, el Gobierno de ese paí­s discrimina por legalismos no humanitarios sino racial-polí­ticos a los que han llegado a sostener su grandeza, declarándolos ilegales.

RECUí‰RDESE que por nuestra cercaní­a continental somos uno, y que si este continente se hunde en cualquier forma, o ante fuerzas nucleares, todos nos hundimos, que lo que suceda en cualquier paí­s del continente afecta a todos, cuánto más a los Estados Unidos, si no mantiene la solidaridad para con los latinoamericanos.

Recuérdese también que las naciones americanas se reunieron en Rí­o de Janeiro en los años sesenta y que aprobaron por unanimidad condenar el derrocamiento violento de los gobiernos constitucionales, así­ como la instauración por ese medio de regí­menes de facto, porque tales hechos constituyen un peligro para la paz y la solidaridad continental.

Lo que actualmente está haciendo los Estados Unidos con los latinoamericanos es de facto contra la solidaridad continental, y es tiempo que reflexionen: ¿qué pasarí­a si continentalmente se faltara a esa solidaridad con los Estados Unidos de América y se le negara ayuda porque ha roto la solidaridad en un revés condenable si no da reversa al trato que actualmente les da?

YA LO DIJO EL SEí‘OR: «Todo reino dividido contra sí­ mismo es asolado, y toda ciudad y casa dividida contra sí­ misma no puede permanecer, cae». Los Estados Unidos actualmente es un pueblo dividido contra sí­ mismo, pierde simpatí­a y solidaridad dentro y fuera de sus fronteras por sus polí­ticas inhumanas, discriminatorias y raciales y pudiera ganar más terrorismo en su contra en este mismo continente.

Su poder ya no es suficiente, pierde como en Vietnam desparramándose en él Medio Oriente. ?Necesita volver a Dios y a su fidelidad original al Evangelio. ?Los hispanos que ofrendan sus vidas en la actual guerra sin razón, lo hacen con honra y agradecidos al paí­s que les abrió los brazos a sus padres en el territorio norteamericano. ¿Quién estará a su lado después si no vuelven sus ojos a Hispanoamérica, el continente de la esperanza donde están situados? Y del que necesitará más pronto de lo que pudiera pensarse.

PEDIMOS A LOS GOBIERNOS latinoamericanos dar seguimiento al quebrantamiento del TRATADO DE SOLIDARIDAD AMERICANA por los Estados Unidos del Norte y calificar una reacción unánime tal como la que hubo cuando se suscribió aprobándose.