El Gobierno de Berger


Arturo Martí­nez Gálvez, A-1, 185339

No deja de tener razón el presidente Colom cuando califica de nefasto el gobierno de í“scar Berger, -aunque quizás el calificativo no sea apropiado. Es obvio que el grupo empresarial lo llevó al poder a troche y moche después de la merecida satanización de Alfonso Portillo. Pero Berger nunca supo porqué estaba sentado en el poder, aunque sí­ para quién. Su falta de conocimiento y visión del Estado y de la Nación hizo que su mandato, como dijo un columnista (La Hora 3/VII/07), haya sido incoloro, inodoro e insí­pido. Su lenguaje polí­tico era pobrí­simo y sus resbalones constantes, de los que se encargaba el Vicepresidente; incluso se le aconsejaba que no hablara. El mote de bonachón que le asignaban los medios de comunicación, no era sino el reflejo de su supina ignorancia en materia polí­tica. Es triste decirlo, pero no dejó nada, salvo más pobreza y una terrible criminalidad; haciendo del Estado un Estado fallido.