El G8 busca acuerdos contra cambio climático


Problemas. Una mujer recoge agua potable en la ciudad de Hyderabad en India. La población de ese paí­s tiene problemas para suministrarse del vital lí­quido.

Los ministros de Medio Ambiente del G8, así­ como representantes de Brasil, México, China, India y Sudáfrica se reunirán del 15 al 17 de marzo en Potsdam (cerca de Berlí­n) para reflexionar sobre un acuerdo destinado a luchar contra el calentamiento climático y la destrucción de los recursos naturales.


El secretario de Medio Ambiente de México, Juan Rafael Elvira Quesada, participará en el encuentro, dijo un portavoz de la representación diplomática de ese paí­s en Berlí­n. La ministra de Medio Ambiente de Brasil, Marina Silva, no habí­a confirmado aún su asistencia, según la embajada brasileña en la capital alemana.

La cumbre de Postdam brindará la oportunidad de sondear el terreno antes del lanzamiento oficial en diciembre próximo en Bali de las negociaciones para asegurar un porvenir al Protocolo de Kioto, que expira en 2012.

El objetivo es alcanzar en 2009 un acuerdo internacional que prevea objetivos de reducción de las emisiones de CO2, así­ como una polí­tica eficaz y limpia.

«Potsdam no significará un giro, pero sí­ una etapa en la reflexión sobre un acuerdo post-Kioto. Un segundo tema importante será la biodiversidad, directamente ligada al recalentamiento climático, porque un tercio del CO2 proviene de la pérdida de nuestros bosques», afirmó el secretario de Estado alemán de Medio Ambiente, Matthias Machnig.

La reunión servirá asimismo para realizar un examen antes de la cumbre anual del G8 este verano en Heiligendamm (norte de Alemania), que tendrá el clima por tema principal.

Para la Unión Europea (UE) que se impone como punta de lanza en este campo, la apuesta mayor en el futuro acuerdo será asociar a los paí­ses que no hayan ratificado el Protocolo de Kioto, como Estados Unidos, y a los paí­ses emergentes que no hayan sido afectados por el Protocolo, como China e India, cuyas emisiones acumuladas de CO2 superarán a las de Estados Unidos en 2015.

Los europeos encararán Potsdam en «posición de fuerza», tras el éxito del consejo europeo sobre Medio Ambiente la semana pasada, estimó el secretario de Estado.

«Estos han demostrado claramente que asumen su papel de vanguardia muy seriamente, y esta credibilidad es importante para los paí­ses emergentes, ya que éstos dicen que históricamente Europa es responsable de la mayor parte de las emisiones de CO2», destacó.

Si bien la UE (de «los 15») apenas pudo alcanzar los objetivos de Kioto (-8% antes de 2012), los dirigentes de «los 27» se comprometieron el 9 de marzo a reducir las emisiones de gas de efecto invernadero a al menos 20% antes de 2020 en comparación con 1990 y a llevar a 20% la participación de las energí­as renovables en el consumo total de energí­a antes de 2020.

La unidad de los europeos no podrá eclipsar sin embargo las divergencias de los participantes de la reunión de Potsdam. Los paí­ses del G7 fracasaron en febrero durante una reunión de sus ministros de Finanzas en alcanzar un compromiso sobre la negociación de las emisiones de CO2 y la armonización de los gravámenes sobre los combustibles.

Pero, paralelamente, la cuestión climática se abre camino en los paí­ses industrializados más recalcitrantes. En Estados Unidos, que produce el 25% de las emisiones de CO 2 en el mundo, «se desarrolla un movimiento muy fuerte en favor de las limitaciones máximas a las emisiones, con una acción creciente de las regiones, del sector económico y de la opinión», declaró a la AFP Eliot Diringer, del instituto independiente Pew Center on Global Climate Change, de Washington.

Más difí­cil es convencer a los paí­ses emergentes, como India, que rehúsa todo compromiso, e incluso China, pese a las recientes manifestaciones de interés en la cuestión medioambiental.

Estos paí­ses no aceptarí­an jamás un objetivo compulsivo de reducción de sus emisiones de CO2, porque temen frenar su novel crecimiento», estimó Susanne Droege, del Instituto Alemán de Polí­tica Exterior y de Seguridad (SWP), el «think tank» del gobierno y del parlamento alemán.

«Además, no disponen de la tecnologí­a necesaria para tal empresa», según Droege.

Para Machig estos objetivos siguen siendo «ineludibles». «Es necesario poner fin a esta etapa de póquer, en dos años tendremos que ser concretos».