La decisión de la señora Hellen Mack de asumir la responsabilidad de dirigir la comisión encargada de la reforma y modernización de la Policía Nacional Civil es de gran trascendencia porque mucha gente critica a los llamados activistas sociales y de derechos humanos por la postura relativamente cómoda de siempre criticar, sin la responsabilidad de hacer aportes concretos para lograr los cambios que se requieren.
Pero el tema de la PNC es de enorme trascendencia no sólo porque es pieza fundamental en el eslabón de la justicia mediante su capacidad para investigar, sino porque no cumple con la función esencial de prevenir los crímenes y proveer de esa forma seguridad a los ciudadanos. La necesidad de una fuerza policial confiable es indiscutible y nadie puede cuestionarla, pero vale la pena reflexionar sobre si la actual Policía Nacional Civil es rescatable o si nos hace falta la fundación de una nueva fuerza policial. La señora Mack sostiene que la reestructuración es posible y la quiere hacer con los mismos policías, dándoles su lugar y tomando en cuenta su experiencia. En condiciones normales esa sería la pauta para realizar un buen trabajo, es decir, contar con el aporte de quienes viven dentro de la institución sus necesidades y carencias, así como sus potencialidades. Sin embargo, en el caso de nuestra Policía Nacional Civil es un hecho que surgió con pie torcido porque es producto de un intento de reciclaje a partir de la vieja Policía Nacional. Y la experiencia demuestra que se puede reciclar basura, pero no se puede reciclar a seres humanos porque hay vicios que marcan en forma indeleble y nuestra policía está marcada por la corrupción y la vinculación de demasiados agentes con prácticas criminales y con grupos de delincuentes. Casos paradigmáticos como el de los diputados del Parlacen y el del abogado Rosenberg sirven para evidenciar que en la Policía está el peligro, en vez de estar la confianza y la seguridad ciudadana. Una encuesta seria nos permitiría ver que los ciudadanos tienen pavor de caer en un retén policial porque temen que van a ser objeto de robo o de ultrajes. Cambiar esa percepción será tarea de titanes, sobre todo si se trata nuevamente de reciclar. Los agentes recién salidos de la academia se contaminan inmediatamente al empezar a trabajar con los antiguos que conocen las viejas mañas de nuestra policía. Por ello es que vemos como una tarea muy cuesta arriba la que deberá realizar la señora Mack y tendrá que mostrar enormes capacidades y atributos para hacer de nuestra actual PNC algo digno de la confianza pública.