El frenesí­ del Nobel invade Estocolmo


Mario Vargas Llosa, ganador del Premio Nobel de Literatura de este año. FOTO LA HORA: AFP JANERIK HENRIKSSON

El frenesí­ de discursos, recepciones y festejos que invade la capital sueca cada diciembre tiene este año un claro sabor latino, con la comitiva de cien personas que se halla en Estocolmo acompañando a Mario Vargas LLosa a recibir el Premio Nobel de Literatura 2010.


«Estamos en una burbuja», dijo a la AFP Alvaro Vargas Llosa, el hijo mayor del escritor y de su esposa Patricia, quien viajó desde Washington a Estocolmo, para estar presente en los festejos y en la ceremonia del viernes, en la que su padre recibirá del mayor galardón al que puede aspirar un escritor.

«Aquí­ todo es lindo, todo es blanco, no hay pobreza, no hay conflictos. Es la burbuja del Nobel», añadió el hijo del autor de «La Ciudad y los perros», «Conversación en la Catedral» y «La Fiesta del chivo».

«Además, la nieve vuelve todo más mágico, casi irreal», notó, indicando que su padre, de 74 años – que pronuncia este martes su discurso de aceptación del premio – festejará el Nobel acompañado de todo su clan.

«Entre familiares y amigos, hemos venido cien personas acompañándolo», dijo Alvaro Vargas Llosa, poco antes de afrontar las temperaturas gélidas de Estocolmo para asistir a una recepción ofrecida por los editores suecos del autor, cuya última novela, «El Sueño del Celta», fue publicada en noviembre.

«Pero solamente 14 de los cien que hemos venido podremos estar el viernes en la ceremonia del premio, y en el banquete, porque cada premio Nobel puede llevar sólo a 14 invitados», lamentó Alvaro, que ha traí­do a Suecia a sus tres hijos, Susana, Leandro y Aitana.

«Lo más importante es la ceremonia del premio, el viernes. ¡Qué suerte tienes tú de haber sido acreditada!», dijo a la AFP.

Mientras tanto, Vargas Llosa se quejaba sólo de no tener «ni un minuto libre» durante toda la semana del Nobel.

«De verdad, no me queda ni un sólo minuto», insistí­a el escritor peruano nacionalizado español, quien leerá este martes su discurso de aceptación del premio, el que debió de entregar a mediados de noviembre, para su traducción a cinco idiomas.

Pese a la intensa agenda y a «la locura» que vive desde principios de octubre, cuando se anuncio el premio, el escritor nacido en Arequipa se muestra sumamente afable y simpático, tanto en la rueda de prensa que ofreció el lunes como en el lobby del Grand Hotel, donde está alojado con su séquito.

A su lado están hijos, nietos y amigos, elegantemente vestidos. Hay muchos abrigos de pieles. Es verdad que Estocolmo está bajo cero, y las calles cubiertas de nieve.

Entre los abrigos, destaca uno blanco de visón, hasta los pies, de la mexicana Genoveva Casanova, pareja del segundo hijo del escritor, Gonzalo. La joven carga muletas, por un accidente que sufrió montando a caballo, indica Vargas Llosa.

«Nunca he visto tantas pieles reunidas», exclamó luego, en el bar del hotel, France A. Córdova, presidenta de la Universidad de Purdue, en Indiana, que es una de las 14 invitadas del Premio Nobel de Quí­mica, Eiichi Negichi, un cientí­fico de origen japonés que ha causado revuelo en Estocolmo y atraí­do a decenas de reporteros japoneses.

«No pude retenerme y le pregunté a la que guarda los abrigos en el hotel si eran de verdad, y me dijo que sí­. ¡Y a mí­ que me asedian con llamadas y cartas para averiguar si utilizamos ratas en nuestros laboratorios de ciencia, y me llueven amenazas», dijo Córdoba a la AFP.

El programa culmina el viernes, con la ceremonia en la que el rey Carlos Gustavo de le Suecia le entregará el Premio al peruano y a los demás galardonados con el Nobel, con excepción del de la Paz, atribuido al disidente chino Liu Xiabao, que se celebrará en Oslo frente a una silla vací­a.

Entre las actividades que deberá cumplir Vargas Llosa y los demás galardonados con el Nobel es el ensayo, el jueves, de esa ceremonia de los Premios, que tiene lugar en el majestuoso Salón de Conciertos de Estocolmo.

La Fundación Nobel, anfitriona del evento, ha planeado cada minuto de la ceremonia, un verdadero ritual marcado por la entrada de la familia real sueca y por la subida al escenario de los galardonados con el premio, todos vestidos de frac.

Cerca de ellos, está «la montaña de pinguinos», como llaman los suecos a los miembros de la Academia que eligieron a los Nobel, que siguen también la regla de usar frac en la ceremonia y en el subsiguiente banquete.

La única excepción a ese código es que los galardonados pueden optar por vestir el traje tradicional de su paí­s, que fue lo que hizo el colombiano Gabriel Garcí­a Márquez, que vistió de guayabera, cuando recibió el Nobel de Literatura, en 1982.

VARGAS LLOSA «Ahora hay menos pensamiento profundo»


Mario Vargas Llosa opina que la sociedad actual de rápido consumo de información ha limitado la profundidad de pensamiento en las personas y es un gran problema para la cultura.

El escritor peruano, ganador del premio Nobel de Literatura 2010, culpó a la industria del entretenimiento por crear lo que llama una cultura de «banalización, frivolización y superficialidad».

Vargas Llosa dijo a reporteros en Estocolmo el lunes que la «revolución audiovisual» ha sido excelente desde el punto de vista tecnológico, pero que también ha llevado a la «desaparición de la visión de largo alcance y la preocupación profunda por asuntos básicos».

Vargas Llosa se encuentra en Estocolmo para aceptar su premio, que recibirá de manos del rey Carlos XVI Gustavo de Suecia en una ceremonia el viernes.