
“A ti, del que todos se ríen cuando dices que quiere ser periodistaâ€
Dice Gabilondo en esta lúcida reflexión sobre su vida profesional que el periodismo está viviendo una verdadera transición de una época a otra, la muerte de un ciclo y el nacimiento de otro. Estamos en pleno proceso de despedida de un mundo que habíamos conocido para dirigirnos hacia ese universo complejísimo de lo digital y las nuevas conectividades.
Es un texto personal que no elude asuntos espinosos y que denota no solamente su justificada pasión por el periodismo sino también el temor a la desvirtuación de un oficio necesario. El autor confiesa que tiene la sensación de que, al morir un tiempo periodístico histórico, haya llegado el momento de que él muera con él, dada su condición de contemporáneo perpetuo porque siempre le ha tocado vivir los grandes procesos en el momento profesional exacto y en la edad apropiada. Como si su biografía hubiera ido coincidiendo para permitirle vivir los ciclos más importantes que se han ido produciendo en el periodismo al tratar de interpretar, de reflexionar y de contar lo que se iba produciendo a lo largo de estos últimos cincuenta años. Y a guisa de despedida, más emocional que reflexiva pues de una u otra forma hemos de seguir disfrutando de su buen hacer periodístico, escribe: “En este instante, cuando el periodismo parece entonar un blues por un tiempo que se acaba y las empresas buscan un nuevo modelo de negocio, es lógico que yo concluya aquí y que mi carrera forme parte del adiós.â€
Pero no se priva de formular su pronóstico al sostener que el mito del periodismo clásico durará muy poco tiempo, si bien la profesión tendrá que alterarse por completo. “Prepárense, pues, los periodistas para trabajar únicamente al servicio de la calidad, toda vez que la necesidad ciudadana de jerarquización, de orden, contextualización y descubrimiento será cada vez mayorâ€. Los ciudadanos acostumbrados a contar con unos profesionales que les ayuden a entender el mundo deben saber que nos enfrentamos a un tiempo de estupor, tras el cual regresarán los mejores valores tradicionales.
Estamos ante un libro brillante en el que analiza las amenazas y grandezas de una profesión a la que ha consagrado una vida y en la que ha triunfado y reconocido como maestro del periodismo, sobre todo en el medio radio por su más larga trayectoria. Ante una extraordinaria mirada llena de sabiduría de quien ha sido testigo de excepción de los hechos que han marcado nuestras vidas.
El autor de estas líneas confiesa haber subrayado muchas de sus páginas para transformarlas en ciberlenguaje e ir colgando sus ideas más hermosas y profundas en el muro de mi Facebook, en la web y en el blog en los que comparto los saberes de los más grandes y auténticos. Este es mi mejor homenaje.