Un analista ha manifestado que cada día se van subrepticiamente hacia México, Estados Unidos de América, España y Canadá alrededor de 200 guatemaltecos como huyendo de la penosa situación reinante aquí.
Si esa es una realidad, tenemos que lamentar la gran corriente o incesable de emigración de connacionales que, se supone, sufren una serie de problemas y necesidades vitales.
Pensamos que no todos abandonan la patria motivados por las malas condiciones ocupacionales que privan en nuestro empobrecido y caótico solar centroamericano.
Muchos compatriotas, en su mayoría obreros, campesinos -incluso indígenas- y otros urbícolas se irán a sabiendas de que serán víctimas de extorsiones, detenciones policiales, hambrunas, prisiones, incomodidades y otros problemas.
México anda mal, muy mal en lo atinente a la economía, al caos, a las vandálicas o terroristas acciones de los narcotraficantes y a toda una gama de hechos criminales y delincuenciales como quien dice al por mayor, irremediables hasta hoy, y quien sabe si hasta la resurrección de Judas Iscariote arrepentido de su felonía…
La emigración de millares y millares de chapines ha sido desde que las fronteras mexicanas y estadounidenses, principalmente, han estado débilmente vigiladas, no como hoy que los guardafronterizos las cuidan o recorren bien armados en helicópteros y hasta con feroces perros de presa amaestrados, aunque siempre, con las despiadadas mordidas de los coyotes pueden colarse muchos. otros que se ven obligados como puedan, después de ser desplumados a la usanza mexicana ad limitum…
Pobre gente la que se va saltando los bordes territoriales de varios países de este y de otros continentes, porque sufre todo un vía crucis. Y nadie que sepa discernir lo que ocurre dirá en su fuero interno que los emigrantes indocumentados tienen derecho a permanecer en territorios extraños, porque cada Estado tiene perfecto derecho a velar por su seguridad y, por lo tanto, los intrusos deben desandar el camino y no hacerse fuertes sin haber adquirido pasaportes o «tarjas» como dicen los modestos labriegos de nuestro bravío sector oriental… Los derechos humanos tienen limitadas sus facultades, por lo cual sus gestiones en pro de los que se van son infructuosas relativamente.
A pesar de las promesas de campaña de mister Barack Obama, cuya verdadera nacionalidad está siendo polemizada por políticos y otros ciudadanos norteamericanos (él asevera que es yanqui de pura cepa nacido en Hawaii, más otros dicen con base documental que vio la luz del día y dio el primer chillido en ífrica. ¡Sepa Dios o satanás quién tiene la razón!
Consideramos nosotros, pobres indoctos, que el tratamiento que debe darse en América, en Europa y en otras latitudes del mundo a los que a hurtadillas de las autoridades se pasan a saltos las fronteras de las naciones, deben retornar a su suelo natal sin refunfuñas, sin emberrincharse, sin protestar, porque deben comprender que cada Estado, todos los Estados, merecen absoluto respeto a sus legítimos e inalienables derechos conforme a su soberanía, a su libertad y a su independencia, y ese es el caso de los Estados Unidos de América que, por cierto, vive amenazado por bestias musulmanes y aun por los que temerariamente quisieran atacar hasta cambiar su estatus con el avieso propósito de debilitarlo para fundar el imperio de los Castro, de los Correa, de los Morales y de otros que están mangoneando en unos países sudamericanos.
Hay entes que, como sin querer queriendo, se prestan a las acciones de los azores y de otras aves de rapiña a las jugarretas contra el águila del norte que salvó a toda la humanidad contra las pretensiones de la bestia nazi, incluida la Unión Soviética, cuyos responsables también se prestan a colaborar con entes internacionales para lograr su estabilidad en las chambas y seguir percibiendo los enjundiosos estipendios y aprovechando toda una sarta de privilegios, sobre todo las francachelas en las pomposas ceremonias. .