El tránsito se ha vuelto intenso en estas horas previas a la Navidad, sobre todo por la afluencia que tienen la mayoría de centros comerciales, pero hay que destacar la “desinteresada” ayuda que prestan los agentes de la Policía Municipal de Tránsito de la ciudad de Guatemala que manifiestan enorme disposición para colaborar específicamente con los parroquianos que tienen alguna compra que hacer.
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El resto de los conductores, los que no están pensando entrar a un comercio o detenerse en los alrededores, tienen que apechugar porque la prioridad absoluta de los soplapitos está en expeditar la vía para los compradores, lo que sin duda causa el agrado y regocijo de los comerciantes, aunque se molesten los miles de automovilistas que tienen que transitar por ciertas arterias a donde se destacan contingentes de la PMT con la instrucción específica de dar prioridad a los compradores.
El centro comercial Oakland Mall es un ejemplo en el que hasta se cierran algunos accesos porque la prioridad en estos días no es que fluya el tráfico en los alrededores, sino que los clientes que entran al lugar puedan hacerlo con todas las facilidades. Largas colas de autos se acumulan en distintas vías cercanas, pero los agentes se toman todo el tiempo necesario para satisfacer a los que tienen que hacer sus compras navideñas.
No digamos lo que pasa en una venta de carne, donde seguramente están vendiendo pavos, situada en la 11 avenida de la zona 10, entre los Próceres y la 19 calle, donde hay un agente de tránsito a cargo de proteger a los que se parquean en doble fila y asegurar que puedan bajarse del carro sin problema aunque apenas quede un carril, de los tres disponibles, para que circule el intenso tráfico del sector. Si alguien se detiene para que se bajen los pasajeros para entrar en el expendio, puede detener todo el tráfico el tiempo que quiera, pese a los bocinazos que se vuelven intensos, porque el agente está para servir al negocio, no al automovilista que pretende que haya fluidez en la vía pública.
Seguramente que se trata de contribuciones absolutamente “desinteresadas” que hay que entender en el marco del espíritu navideño. Ni por asomo vaya alguien a imaginar que se trata de otro tipo de tráfico, que pudiera ser de influencias o algo parecido, puesto que pecaríamos de mal pensados al ignorar que nuestras autoridades son tan magnánimas y se involucran tanto en el espíritu de las fiestas, que asumen que para la ciudad no hay nada más importante que facilitar a los compradores sus deseos. Ciertamente la mayoría de la gente que circula por esos sectores no tiene como destino el comercio que goza de tan privilegiada atención de la Policía Municipal de Tránsito, pero los agentes han de pensar que nadie les ha mandado salir a la calle en estos días de tanto ajetreo si no es que tienen alguna diligencia comercial que hacer.
Sería bueno, sin embargo, que se publicara la ordenanza que establece el criterio para decidir cuáles son los comercios que gozan de ese privilegio y los estudios que llevan a las autoridades a decidir cuáles son merecedores de la atención especial. Porque uno ve otros negocios donde no hay quien regule el tráfico y la gente tiene que arreglárselas como el resto de los mortales, buscando parqueo donde no los sancionen o caminando algunos metros o cuadras, como debiera ser, para llegar a su destino si no puede estacionarse en la puerta de la tienda.
Justo es, entonces, que los compradores que tienen la suerte de ir a los lugares favorecidos por ese espíritu navideño de los PMT, que les correspondan expresando sus mejores deseos a los esforzados, abnegados e inteligentes agentes.