EL ESCLAVISTA ES íDOLO


Una noche en vela tratando de darle forma a una idea, es una mala noche, pero puede ser la más productiva de su vida.

Guillermo Castañeda Lee, Ced. R-19 No. 997, Teculután, Zacapa

Eso es lo que yo considero a mis malas noches, noches productivas, pues a veces encuentro respuestas de preguntas que han bailado en mi mente, por mas tiempo del que Castro ha tardado en su Cuba esclavizada, pues así­ como los que solo tienen acceso a leer lo que les da el esclavista, así­ unos mis parientes tuvieron acceso solo a información antisistema.

Hace mas de 60 años, estos parientes que eran patojos que apenas empezaban a ir a la escuela primaria, oí­an que los hermanos de la abuela, andaban escondidos por que eran perseguidos por el gobierno de Ubico. Ser antiubiquista no era malo, lo malo era como se iba moldeando la mente de estos niños, aprendiendo que la familia debí­a de esta contra los que mandaban

Para acabar de contaminarles la mente a estos niños, en 1954 con la llegada de Castillo Armas asesinan a un pariente que habí­a sido influyente en el gobierno de Arbenz. Esta persona asesinada era como un soporte moral de la familia, pues con él se habí­an terminado el tema de que era una familia perseguida, por lo que con su asesinato se vuelve otra vez al estatus de perseguidos. De económicamente solventes pasaron a pobres aunque no en extremo.

Toda su desgracia se la achacaban a que el imperialismo les habí­a cambiado sus sistema de vida y es en ese entonces cuando al nacer la Revolución Cubana que declara que se quita el yugo imperialista y que se convertí­a en un paí­s libre.

Aquí­ repitieron la historia de los hermanos de su abuela, pues se enrolan con la guerrilla y viven como 20 años a salto de mata, hasta que un pariente hizo el favor de sacar a los mas perseguidos a México para terminar la angustia de las madres, que en cierta forma eran las responsables que sus hijos hubieran tomado en ese camino.

Para ellos el í­dolo era Fidel Castro, pues hablaban siempre de que este se habí­a quitado el yugo imperialista, y que era la alborada de América, etc. aunque de que sirve que a uno le quiten un yugo, si le ponen otro y otros.

En esas noches de desvelo pensé que de qué sirve que te enseñen a leer, si no puedes leer lo que te harí­a libre, sino que te dan a leer lo que quiere el esclavista, para convertirte en esclavo. Yo comparo esa enseñanza como que a uno le den un plato de sopa con letras, sólo para medio mantenerlo y que agradezca al amo que se lo dio.

Para finalizar, estos parientes hoy la mayorí­a son empresarios, salvo uno que parece que sus sueños están con el esclavista, a pesar de que el nació libre.

Aquí­ parece que no se cumple aquel dicho que dice: «No hay mal que dure 100 años, ni enfermo que los aguante» pues para que los aguante, solo hay que lavarle el cerebro para que crea que solo los privilegiados tienen ese mal.