El envejecimiento de la población y los nuevos retos


Edgar-Balsells

Los expertos en educación hablan con precisión y maestría del denominado “bono demográfico”, y advierten que nuestro país tiene esa gran ventaja, de tener una población cuya estructura etárea está a las puertas o dentro del mercado laboral, y que en poco tiempo será la matriz decisora y responsable de las riendas del país. Y es que la mayoría de nuestros países, son en general “países de jóvenes”.

Edgar Balsells


A través de la historia los jóvenes han excedido a los no jóvenes, y se habla entonces de una estructura poblacional en forma de pirámide. Sin embargo, las cosas están cambiando, y en el 2060, la población mundial se parecerá más a un rectángulo que a una pirámide.

Y esos son los resultados de un reportaje escrito por Uri Friedman, en la prestigiosa revista The Atlantic. Asevera así el analista que hacia el 2030 el porcentaje de estadounidenses mayores de 65 años sobrepasará al porcentaje que es menor a los quince, y ello tendrá altos impactos en diversos costos sociales.

El cambio va siendo tan rápido que a mitad del siglo la mayoría de la gente, en países como Japón, Corea del Sur y Alemania será mayor a los cincuenta años. Y es que la situación es tal, que en Alemania, las muertes han excedido a los nacimientos, durante los últimos cuarenta años. Asimismo, Japón tiene una de las tasas más bajas de natalidad, y bien sabemos que dicho país sufre padecimientos en la hormona del crecimiento económico.

El desarrollo de las ciudades, y sus claras limitaciones y costos de oportunidad, ha devenido en una mayor longevidad y en tasas de nacimiento bastante menores a las del mundo rural. Ello es parte de los avances médicos y de la aplicación de controles de la natalidad, propios de una mayor educación e involucramiento en la vida económica de las mujeres.

Estos eventos conducen a diversas preocupaciones económicas: por ejemplo, menos gente trabajando, en proporción a la población total, podría devenir en menores tasas de crecimiento económico a las observadas en las últimas décadas. Así, también, la carga de la manutención de personas en situación de dependencia recaerá ahora en una menor proporción de gente joven; que tendrá más estrés con respecto al soporte de niños y adultos mayores.

Es entonces cuando nuevos retos deben ser enfrentados por esferas decisoras como el Ministerio de Trabajo nuestro, que está intentando hacer algunos movimientos con respecto a la universalización del seguro social; y es que nuestro débil Estado de Bienestar  debe tener en cuenta todos estos factores para sus propios cálculos actuariales, ya que un movimiento empírico y mal hecho, incidiría de manera dramática en las finanzas públicas futuras, como actualmente acontece, por ejemplo, en nuestra nación hermana Costa Rica, que si bien tiene un Estado de Bienestar más eficaz, enfrenta serias trampas financieras colectivas que no muestran aún una luz al final del túnel.

Se asevera así que un rectángulo en vez de una pirámide es un pobre sustento para mejorar las redes de seguridad social, y ello debe motivar a soluciones urgentes, pues si nuestro “bono demográfico”, no rinde los resultados deseados en el futuro mediato, las consecuencias negativas serán más impactantes.