El ejemplo Venezuela


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En los últimos días hemos sido testigos de los trágicos acontecimientos que han envuelto y vestido de luto a la mayoría de las Ciudades Venezolanas, cuando miles de jóvenes, estudiantes y opositores al régimen de Nicolás Maduro protestan en sus calles cansados de la espiral inflacionaria, el desabastecimiento y la represión del Gobierno venezolano.

Juan Antonio Mazariegos G.


Hablar de Venezuela inmediatamente desata polémica, estoy consciente de que lo que Yo puedo ver como un País conducido a la bancarrota y por los senderos de una dictadura, es visto por otros como un ejemplo de revolución en donde muchos que antes no tenían nada ahora defienden con uñas y dientes al régimen que finalmente les ha dado algo.

     Venezuela, eso sí, creo que puede conjugar opiniones en una cosa, es un perfecto ejemplo de cómo NO deben de hacerse las cosas en muchos momentos de su historia,  si se quiere evitar llegar a una polarización, en donde, enemigos hoy, antes todos Venezolanos, se enfrentan día a día para defender, los unos lo que han perdido y los otros lo que han ganado.

    Venezuela es un País inmensamente rico que por muchos años sufrió de gobiernos que uno tras otro realizaban su mejor esfuerzo para saquear las arcas nacionales. Lo importante era el hoy y el hecho de que existiera riqueza no necesariamente significaba que la misma estaba al alcance de todos. De esa cuenta, durante años, muchos venezolanos quedaron al margen  del progreso y la riqueza que el País podía ofrecer y se convirtieron en el mejor caldo de cultivo para que un militar golpista, caudillo venido a supuesto estadista, diera un golpe de audacia y supiera llevar el discurso que todos esos olvidados deseaban escuchar y así iniciar su revolución bolivariana. El caudillo finalmente falleció, no sin antes ungir a un bien distante segundo hombre como su sucesor y heredero de sus masas y  revolución, segundo hombre éste, Nicolás Maduro, como más lealtad al caudillo que cualidades  para gobernar y que simplemente  no tiene el carácter ni la cintura que su predecesor tenía para mostrar una imagen por encima de las crisis y que esconde su debilidad detrás de acciones cada vez más represivas en contra de quien no esté con él.

    Da pena el solo ver lo que pasa hoy en Venezuela y da mucho más pena y temor el pensar que eso mismo es posible que pase en Guatemala si simplemente no recapacitamos en cuanto a quienes nos gobiernan, cuáles son sus planes más allá de que acaben su gestión, quienes aspiran a sucederlos y qué intenciones traen,  simplemente no es posible asumir aquí que a un candidato ya le toca ganar o que ya ganó y no podemos hacer nada. Debe existir un profundo análisis de conciencia individual y hacer nuestro mejor esfuerzo para que el calvario que hoy vive Venezuela no se transforme en el mañana de Guatemala.
   
    La mejor lección que nos puede dar Venezuela es comprender que la erradicación del hambre, el empleo digno y para todos, el acceso a la educación y la búsqueda continua de un desarrollo integral debe de ser el principio en el que cualquier País debe centrar sus esfuerzos para que no suceda aquí, lo que hoy desgarra a Venezuela.