Ante la llegada del señor Francisco Dall»Anese es importante destacar, para que él lo tome en cuenta, que el establecimiento de la Comisión en Guatemala no sólo abrió esperanzas en la lucha contra la impunidad, sino que agudizó contradicciones entre los grupos que se han beneficiado por ese consumado irrespeto a la ley y por lo tanto ahora vivimos uno de los períodos más peligrosos de la historia nacional. En efecto, ante el trabajo de CICIG, todos los grupos que actúan criminalmente se han sentido amenazados y cierran filas, por lo que se nota un redoblado activismo delincuencial que apunta, especialmente, a la destrucción del trabajo que se hace para combatir la impunidad.
Y es una enorme conjunción de factores, puesto que la presencia del crimen organizado no está únicamente en determinados estratos de la población, sino que opera en prácticamente todos los niveles de la vida nacional. Castresana en alguna ocasión se refirió a ese amplio espectro y lo hizo con alguna precisión porque la verdad es que las fuerzas del mal operan en todos lados. Es en el fondo una lucha de quienes trabajan por el bien en la sociedad contra quienes lo hacen por el mal, de manera perversa, y que no están dispuestos a ceder sus privilegios logrados a punta de ir minando las instituciones para cooptarlas y ponerlas al servicio de sus espurios intereses.
CICIG ha dado, ciertamente, esperanza porque ha demostrado que se pueden lograr resultados cuando hay voluntad y decisión de avanzar en investigaciones serias. Pero también se exacerbaron las fuerzas del mal y, a lo mejor sin necesidad de alianzas explícitas, han generado alianzas tácitas para defender sus posiciones, por lo cual este período es sumamente peligroso porque, como decimos en buen chapín, se están produciendo actos desesperados que ojalá sean patadas de ahogado, pero que tendrán secuelas importantes.
El montaje del sistema de impunidad no fue casual sino que se enmarcó en el contexto del conflicto interno que afectó a Guatemala en el que participaron no sólo fuerzas militares, sino también económicas y sociales. La inmunidad inicial terminó siendo impunidad que protegió distintas formas de crimen que van desde los negocios como el contrabando hasta los enormes espacios para el narcotráfico y la organización de pandillas en el país. Y al amparo de esa impunidad han florecido enormes capitales que no están dispuestos a rendirse sin dar la lucha y por ello es que en esta etapa de cambio que se vive en la cúpula de CICIG, es importante que el equipo que ha trabajado con mística en la lucha contra la impunidad acompañe el esfuerzo del nuevo Comisionado para trasladar sus experiencias y vivencias de una lucha intensa y sin cuartel.