EL DOLOR TRAS LA MUERTE DE PILOTOS


El 30 de julio de cada año se honra al patrono de los pilotos del transporte, San Cristóbal, pero lejos de ser un dí­a de festividad y alegrí­a, la fecha se tiñe de negro, por el luto que guardan miles de personas que perdieron a un familiar durante un ataque al transporte; y de rojo, por la violencia que no se detiene y cobra cada dí­a la vida de decenas de personas.

Mariela Castañon
mcastanon@lahora.com.gt

Myrna Esperanza Chen Ventura recuerda a su esposo, acompañada de sus hijos. La situación económica de la familia está en declive. FOTO Mariela CastañónAlrededor de 30 hijos -entre 3 y 10 años- de pilotos fallecidos sufren de desnutrición infantil. FOTO José OrozcoUn reporte de la PNC indica que en el primer semestre del año murieron, de forma violenta, 65 pilotos, así­ como 44 ayudantes y 41 pasajeros. ARCHIVO

El pago de la renta de la casa, la leche para los niños, la luz y el agua, son sólo algunas de las preocupaciones que agobian a Marí­a Victoria Ramí­rez, una viuda que perdió a su esposo el 20 de octubre de 2009 y que hoy debe trabajar para procurar una vida digna a sus cuatro hijas y dos hijos.

Doña Victoria dice que en adelante tendrá que sobrevivir con los Q200 mensuales que obtiene al realizar oficios domésticos, pues desde hace poco tiempo dejó de recibir la ayuda -de aproximadamente mil quetzales- que le ofrecí­an los dueños del autobús que manejaba su esposo.

«Lavo una vez por semana, a veces me pagan Q40 o Q50, lo que a final del mes me da un total de más o menos Q200; pero, ¿qué hago con eso? No me alcanza para comprar y pagar todo lo que debo», indica.

La viuda COMENTA cómo los dueños del bus le informaron que «lamentaban» no poder seguir ayudándola, pues ahora están obligados a pagar a un grupo de extorsionistas que subieron la cuota de «cobro» y que les es muy difí­cil sufragar todos los gastos.

Lo más dramático, dice esta mujer, es que no tiene un trabajo dónde pueda obtener ingresos suficientes para mantener a su familia, pues su escasa escolaridad (segundo primaria) no le permite aspirar a otro empleo, y tampoco ha sido beneficiada con los Q300 que la Secretarí­a de Bienestar Social entrega, porque no ha logrado reunir el dinero para obtener la papelerí­a de sus hijos y el acta de defunción de su esposo.

La necesidad de Ramí­rez ha llegado al punto que hace algunos dí­as tuvo que vender un tambo de gas para poder saldar una cuenta; sin embargo, ahora no tiene cómo cocinar sus alimentos, más que con leña que difí­cilmente le ofrece fuego, por las lluvias de los últimos dí­as.

Pese a esta situación, la viuda trata de mostrarse fuerte ante sus hijos que, según ella, son su inspiración para luchar cada dí­a, sin embargo, el rostro de los niños que permanecen junto a ella, refleja preocupación al escuchar las penas económicas por las que atraviesa su progenitora.

«La gente me pregunta qué hago para verme fuerte y no llorar por él, yo les respondo que tengo que sacar fuerzas de donde no tengo por mis hijos, ahora me toca luchar… y el doble, si yo no muestro fortaleza ellos no la van a encontrar en otra parte», afirma.

Según Ramí­rez, solo cuatro de sus hijos, de 12, 10, 8 y, año y medio viven con ella, pues sus hijas mayores, de 15 y 14 años, no lograron superar el dolor y se trasladaron a Jutiapa con una familiar, porque no pueden vivir en la casa donde compartieron con su papá.

Es evidente: «el recuerdo de un padre nunca se olvida», dicen, y basta con observar la pared de la humilde vivienda, donde hay un dibujo pegado con la figura de un hombre que según Josué, el niño de 12 años, es su padre (el piloto muerto) retratado por él mismo y a quien muestra con orgullo.

AYUDA PSICOLí“GICA

«A mi niña de 10años se le cayó todo el pelo. Gracias a Dios le creció pero todaví­a está mal, y mi nena de 8 perdió primero primaria cuando se murió mi esposo», lamenta Myrna Esperanza Chen Ventura, una joven madre de dos niñas y un niño, que enviudó el año pasado.

La señora Chen dice que desde el 17 de junio de 2009, su vida y la de sus hijos cambió completamente, cuando su esposo, Sergio Mérida Lara, conductor de un bus de la ruta 4 Bolí­var, fue herido de bala en la zona 1, muriendo poco después en el Hospital San Juan de Dios.

«í‰l ingresó grave al San Juan de Dios, el 15 de junio del año pasado, a eso de las 3:20 p.m. y murió el 17, a la 01:20 de la madrugada; fue muy duro recibir la noticia. Mi familia y yo todaví­a estamos muy mal», dice.

La joven mujer relata que sobrellevar la pérdida de su cónyuge no es fácil, porque le duele percibir la tristeza en la que están sumergidos sus hijos, que sufren las secuelas de no tener cerca a su padre.

Myrna dice que es preocupante ver el estado de depresión en el que se encuentran sus hijos, quienes pese a su corta edad, presentan un cuadro de «tristeza severa» y muestra de ello han sido las evidencias fí­sicas que ella misma ha observado.

Lo que más le duele es no poder atender las dificultades emocionales que sufren los miembros de su familia, ya que está muy lejos de obtener la ayuda de un psicólogo, pues sus ingresos apenas le alcanzan para lidiar con las cargas económicas del hogar.

«Necesitamos ayuda psicológica, mis nenes y yo todaví­a estamos muy tristes, pero la verdad nosotros no podemos pagar a nadie, apenas si podemos vivir con lo poco que gano, imagí­nese (…)», señala

De acuerdo con la entrevistada, posee el nivel educativo de sexto primaria, el cual le permite trabajar como asistente de enfermerí­a los dí­as que su hermana no puede atender a un paciente. Con este empleo obtiene Q1 mil mensuales, que deben ser utilizados para distintos gastos.

Las preocupaciones económicas son varias. Estas van desde conseguir alimentación para los niños, cómo atender las enfermedades fí­sicas de sus hijos, que pueden originarse de la depresión; además, existe la amenaza latente de que sea desalojada de la casa donde vive junto a sus padres, adultos mayores, a quienes ya se les ha advertido que abandonen la vivienda si no pagan una renta atrasada.

Según Adriana Ventura, madre de la viuda, desde hace doce años el propietario del terreno donde hoy vive desapareció y no le cobró más, sin embargo, la última vez que lo vieron la remitió con un nuevo dueño, quien posteriormente nombró a otra persona.

Hace algún tiempo, el primer dueño la contactó para informarle que la denunció ante el Ministerio Público, porque supuestamente no ha pagado el terreno desde hace doce años, aunque ella aduce que lo hizo con los otros dueños; ahora tiene la advertencia de desalojar la casa en quince dí­as, pues en cualquier momento llegarán a exigirle que abandone ese lugar.

«En cualquier momento nos van a ir a sacar… no tenemos a donde ir. Ya nos dijeron que cuando lleguen no vamos a poder sacar nada; prácticamente nos piensan dejar en la calle, y para dónde nos vamos, para dónde….», lamenta Ventura.

DESNUTRICIí“N

La Asociación de Viudas tiene un registro de aproximadamente 200 niños y jóvenes que perdieron a sus padres en ataques a autobuses, de los cuales, alrededor de 30 sufren de desnutrición infantil; ellos oscilan entre 3 y 10 años.

De acuerdo con Lilian Pérez, presidenta de Avistrap, la falta de una alimentación adecuada no permite el crecimiento normal de la niñez que quedó en orfandad, debido a que las progenitoras no pueden suplir las necesidades básicas.

«Tienen que remplazar la leche de los bebés por un atol o una bebida similar, la comida también debe ser racionada, sobre todo en los hogares donde hay varios niños», dice.

Los cuerpos menudos de los infantes son las pruebas de lo manifestado por Pérez; Diario La Hora lo constató en una jornada médica que se realizó el 10 de julio en las instalaciones de la Dirección General de la Policí­a Nacional Civil (PNC), donde claramente se observan niños con problemas de desnutrición.

Aunque las viudas de pilotos consideraron positiva la jornada médica, no todas lograron llevar a sus hijos, ante la falta de dinero para pagar el pasaje del bus. De los 200 niños se calcula que solo fueron examinados 70, se indica.

VACíO Y LUTO

Las viudas, hijos, hijas y madres de familia son las principales afectadas por el vací­o que deja la muerte violenta de un piloto o ayudante del sistema de transporte, como las que han sido perpetradas en los últimos años por sicarios, que difí­cilmente entenderán el daño que causan al arrebatarle la vida a uno de los principales pilares de un núcleo familiar.

La depresión, el deseo de morir, la preocupación y el temor, son los sentimientos que centenares de parientes de los conductores expresan al conversar sobre las muertes de sus seres queridos.

Los asesinatos sobrepasan los lí­mites, al punto que la Policí­a Nacional Civil (PNC), la Procuradurí­a de los Derechos Humanos y otras organizaciones sociales, realizan monitoreos para cuantificar las muertes y exigir un cese al fuego.

El reporte de la PNC indica que en el primer semestre del año murieron, de forma violenta, 65 pilotos , así­ como 44 ayudantes, 41 pasajeros, mientras que la PDH registra la muerte de un guardia de seguridad privado y ocho presuntos asaltantes, además de las decenas de heridos que ha dejado la violencia en el transporte.

Los meses más violentos han sido enero, marzo y mayo, así­ como el recién pasado julio, en el que se han originado más de diez ataques contra el transporte urbano y extraurbano; también se cuantifican dos atentados con artefactos explosivos, que cobraron la vida de tres pasajeros y decenas de heridos.

La guerra contra el transporte parece no acabar. Aunque el Ministerio de Gobernación (Mingob) indica que refuerza las medidas de seguridad y continúa tras los responsables de estos hechos, la situación no mejora, pues casi a diario hay un muerto en el transporte público.

En memoria de todos los pilotos asesinados, el 30 de julio, a las 12:00 horas, la Asociación de Viudas de Pilotos (Avistrap), realizará una misa en la Catedral Metropolitana, donde se tiene prevista la participación de las autoridades de Gobierno, del Ministerio Público (MP) y de la Comisión Internacional contra la Impunidad en Guatemala (CICIG).

«Lavo una vez por semana; a veces me pagan Q40 o Q50, lo que a final del mes me da un total de más o menos Q200, pero ¿qué hago con eso? No me alcanza para comprar y pagar todo lo que debo.»

Marí­a Victoria Ramí­rez

Perdió a su esposo el 20 de octubre de 2009

«í‰l ingresó grave al San Juan de Dios, el 15 de junio del año pasado, a eso de las 3:20 p.m. y murió el 17, a la 01:20 de la madrugada; fue muy duro recibir la noticia. Mi familia y yo todaví­a estamos muy mal.»

Myrna Esperanza Chen Ventura

Perdió a su esposo el 17 de junio de 2009

CONTACTO


La Asociación de Viudas de Pilotos (Avitransp) funciona con la ayuda de donaciones y contribuciones. Para cooperar con esta organización llamar al teléfono 4065-4451