¡BASTA, la violencia NO puede dominarnos! Hace casi setenta años, los maestros tenían a su disposición una serie de materiales que los auxiliaban en su trabajo. Tuvieron el pizarrón con tiza; ahora el pizarrón para marcadores y el digital. Antes, la máquina de escribir para picar las matrices del Ditto y mimeógrafo, ahora las computadoras para quemar CDs. Antes el retroproyector con acetatos, ahora la cañonera y la computadora, antes los libros de textos, ahora las memorias digitales para guardar información y almacenar textos virtuales, interactivos para tener más a mano sin tener que llevar a clase todos los libros de cada materia. Antes el currículum básicamente salió del cuadro «scope and sequence», (cobertura y secuencia) y con objetivos operacionales de texto, ahora el currículo está diseñado para que los contenidos y estándares estén alineados con otros factores. Antes habían evaluaciones a diario, la del día siguiente a la clase, de un cuarto de hoja cuyo propósito era recordar los puntos clave de la clase anterior y luego los exámenes de cada capítulo del texto adecuado a lo local, SAT test también, ahora hay, elaborados por maestros, exámenes de vez en cuando; además de los exámenes estandarizados aplicados a nivel estatal o nacional y sigan con la SAT y ACT, etc. Antes los alumnos tenían comunicación con otros al otro lado de las ciudades o con los del otro estado, ahora las comunicaciones por múltiples formas, usando nuevo equipo, intercomunican a otras personas a nivel mundial viendo a cada quien cara a cara. Antes las prácticas científicas del laboratorio dependían de la pericia del maestro, ahora los alumnos pueden ver y consultar con los más expertos de su área, a nivel mundial por las comunicaciones interactivas. Los equipos de apoyo o auxiliares para el maestro de una época a otra son los mismos, únicamente han cambiado de nombre y sofistificación para facilitar la labor de los maestros. Antes los maestros tenían estabilidad en lo que hacían y en el equipo que usaban, porque la nueva información del contenido cambiaba después de varios años; ahora, la explosión de la información demanda cambios cada año en el contenido, si no con más frecuencia; el equipo también cambia constantemente. Esto causa inestabilidad entre los maestros y genera temores. Los maestros son el hilo común entre una época a otra. Todos los escritos, seminarios y estudios educativos hoy día, citan que los maestros son la clave en el proceso educativo a pesar de todo el equipo auxiliar que resulta únicamente un medio, no un fin en sí. Si los maestros siguen siendo lo más importante para lograr éxito para con los alumnos, pero en una época más complicada, ¿qué podemos hacer para ayudarlos a planificar y utilizar lo último en la tecnología para facilitar su trabajo? En primer lugar hay que transformar (cambiar la función y las condiciones de actuar) y segundo, hay que reestructurar el sistema educativo en ese cambio de funciones para ayudar a los maestros a tener dos cosas: Estabilidad (quitar temores) y el acompañamiento de expertos para apoyarlos y ayudarlos en su labor, dentro del mar de diversidad con una tecnología, que sin excusa debe poder comunicar a los maestros, uno con otro, a diario si fuera el caso. No podemos seguir pensando en las dificultades del pasado ni quedarnos manteniendo el status quo del presente. Tenemos que pensar adelante, no es que los maestros tengan que preocuparse tanto del qué hacer, sino del cómo hacerlo en su labor educativa. Antes, los maestros sabían lo que se esperaba de ellos, las actividades que realizaban y cómo utilizar el equipo auxiliar; ahora los maestros ya no saben qué esperan de ellos, qué actividades hacer ni cómo usar el nuevo equipo a su disposición para beneficio de los alumnos. Muchas veces, ¡los alumnos saben más y poseen mejores equipos! La información estimula los cambios, pero aún mucha de esa no llega a los maestros, por lo tanto no hay cambios. Si el recurso humano no cambia, ¿cómo puede cambiarse el sistema? O es al revés, si no cambia y transforma la estructura del sistema ¿cómo saben los maestros qué hacer para cambiar? Da tristeza en pleno siglo XXI, ver en qué condiciones los maestros en escuelas urbanas y rurales tienen que lidiar con factores desventajosos para realizar su labor educativa sin tener acceso a la información y al equipo auxiliar necesario. La tecnología puede asegurar que todos los maestros tengan acceso a un aprendizaje por vida («life long learning»-3Ls), aprendizaje continuo, además debe proveer opciones diferentes a los jóvenes para una educación a distancia, la creación de «materiales», su aplicación en clase, a los idiomas mayas, para que más gente tenga acceso a una preparación educativa de excelencia. Las prioridades educativas están a la vista, repetidas en cada cursillo y seminario, sin embargo, todavía falta el cómo hacer que se den los cambios en un sistema sin reforma y sin reestructuración para que el recurso humano, el docente, sepa lo que se espera de él.