El discurso se empieza a terminar


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Según el ministro de Finanzas Públicas, Pavel Centeno, la baja ejecución presupuestaria que presenta el gobierno, en relación a otros años, se debe, en parte, a que varios de los titulares de las diferentes carteras son novatos en la administración pública y además por la famosa gestión por resultados.

Luis F. Arévalo A.
lufearevalo@yahoo.es


La novatada de varios funcionarios podría beneficiar, en teoría, a la gestión gubernamental, pues con esto se debería tener garantía de que no son los mismos de siempre los que administran los despachos.

Sin embargo, las declaraciones a veces sacadas de la manga, en ocasiones difieren de lo que correspondería reflejar el trabajo en equipo que debería estarse desarrollando al interior del gabinete.

En ese sentido, a veces pareciera que incluso el Presidente brinda declaraciones que quizá serían improcedentes en determinado momento, como decir que, mediante una reforma constitucional, se lograría mantener fijo el número de diputados y evitar el transfuguismo.  Como que si en su partido no hubiera más de uno que se cambió de bancada previo a las elecciones pasadas.

Siempre que puede, Pérez Molina recuerda que el Congreso de la República se encuentra estancado por la negativa de una bancada a ceder en algunos puntos de choque entre la necedad oficialista y la terquedad de la oposición que desde ya, como el ahora partido de gobierno hizo en su momento, está en campaña.

Declaraciones sin atención ni cuidado, de parte de algunos funcionarios, no deja otra cosa más que pensar que poco se ocupan de las verdaderas responsabilidades que encara su posición y que en realidad se dedican quién sabe a qué.

Una de ellas es la del Ministro de la Defensa, que en una entrevista a este medio, dijo que el problema del narcotráfico, en parte liderado por el grupo denominado Los Zetas, no representa inconvenientes para el país. Entonces, entre otras cosas, por qué proponer la despenalización de las drogas, de parte de su comandante general, por ejemplo.

Otras son las de Erick Archila, ministro de Energía y Minas, que ni siquiera los precios internos de referencia de los combustibles conoce con exactitud cuando se los consultan.

Y qué decir sobre el reglamento que el propio Presidente supuestamente le solicitó a su secretario general, Gustavo Martínez, para regular el asunto de los finiquitos y que ni siquiera se tiene avanzado y quizá ni se vaya a trabajar, pues con los 16 funcionarios sin acreditarlo al domingo pasado, otra cosa no se podría pensar.
Es incuestionable la expectativa que este gobierno despertó durante los primeros días de gestión, y se dedicaba, como todos los demás, a criticar a la administración previa –que tampoco es para menos-, pero luego de un par de bimestres, parece que de verdad está conociendo que administrar el país no es tan sencillo si de cumplir la responsabilidad con todos los ciudadanos se trata.

Recuerdo que una vez, en una consulta a un economista, sobre varios temas, me comentaba que a la gente no le interesaba saber cuál era el ritmo inflacionario –el dato-, o el nivel del déficit fiscal, sino que se preocupaba concretamente por tener empleo y dinero para comprar sus bienes y servicios.

Esto, a propósito del Ministro de Gobernación, que más que dar detalles técnicos sobre cómo  se supone que operan ciertas organizaciones criminales, se debería enfocar, como decía aquel economista, sobre lo que le interesa a la gente, y eso, en este caso,  es la reducción sensible de los hechos de violencia, tema insignia de la campaña que del PP dirigió.