Cuentan que fue en una mañana soleada en Inglaterra cuando el astrónomo Richard Carrington detectó una cantidad inusitada de manchas solares. De repente, una luz blanca estalló. Ocurría la más potente tormenta solar registrada en la historia el 2 de septiembre de 1859 al enviar a la Tierra una extraordinaria cantidad de energía. Los científicos advierten que el fenómeno de hace 150 años, conocido como la Fulguración de Carrington, podría repetirse.