El destello de Hiroshima


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El excelso maestro JORGE ÁLVARO SARMIENTOS, querido amigo y camarada, abandonó este mundo; su apreciada y distinguida familia, su esposa Mati, sus hijos Jorge, Igor y Mónica, la comunidad universitaria de San Carlos, el arte en todas sus expresiones, la cultura nacional, sus amigos, el país entero, hemos perdido a un intelectual del arte musical del más alto quilate;

Factor Méndez Doninelli


Insustituible e insuperable por sus méritos académicos y artísticos como compositor, pianista, director de la Orquesta Sinfónica Nacional OSN, músico por excelencia, fue invitado para dirigir otras sinfónicas en varios países de nuestra América, de Estados Unidos, Israel, Francia, España y de Japón; su obra hizo brillar el nombre y prestigio de Guatemala como Nación y lo inmortalizó en la historia. Sin duda, su viaje definitivo sin retorno, deja un vacío en la cultura nacional, en las Bellas Artes y también una honda consternación en la sociedad guatemalteca.

Con Jorge nos conocimos a finales de la década de los 60’s del siglo pasado, cuando él se desempeñaba como músico de la OSN bajo la batuta del maestro Ricardo del Carmen; solía ver a Jorge, durante los conciertos ofrecidos en el Conservatorio Nacional. Después, en los años 70’s, durante una de las épocas más duras de la represión militar, coincidimos con Jorge en la militancia revolucionaria, junto con su cuñado, el querido camarada LEONEL ROLDÁN “Sisimite”, quien fue salvajemente torturado y ejecutado junto con su esposa MIRIAM, por agentes de la dictadura militar de esos aciagos años. De Jorge, guardo entrañables recuerdos por su calidad humana y solidaria, por su modestia y sencillez, por su compromiso revolucionario y social, por la fuerza de su música de sentido popular y de profundas raíces nacionalistas y antiimperialistas. Indelebles son las veladas transcurridas en su residencia en Santiago, Sacatepéquez, con su familia y amigos, deleitados por los conciertos de piano, que con frecuencia le escuchamos y que tanto disfruté. Apenas doce horas antes de su deceso, la arquitecta Alenka Barrera, directora de Extensión Universitaria de la San Carlos, me dijo que Jorge se encontraba delicado de salud, entonces lo llamé por teléfono y tuve la suerte de conversar con él durante un breve momento, me dijo de las dolencias que lo aquejaban y que presentía que estaba muriendo, horas después ocurrió su deceso.

La noche del miércoles pasado durante las honras fúnebres en el Paraninfo de la Universidad tuve el privilegio de ingresar en hombros el féretro y de hacer la primera guardia de honor, junto a otros intelectuales, académicos y funcionarios de la Universidad de San Carlos, entre otros los queridos amigos, Marco Antonio Sagastume Gemmell y Miguel Ángel Sandoval (Zurdo). Esa noche el ambiente en el Paraninfo estuvo dominado por los homenajes ofrecidos por alumnos y colegas del maestro Jorge Sarmientos, quienes ofrecieron conciertos de música clásica y de boleros, éstos últimos, uno de los géneros preferidos por Jorge; no podré olvidar su último concierto de ese tipo, acompañando a la cantante Elizabeth, ofrecido en mayo de este año en la gran sala del Teatro Nacional. También se escucharon emotivos discursos de artistas, académicos, y amigos, para citar a algunos, Sagastume Gemmell en representación de la USAC, Elmar René Rojas, artista de la plástica nacional, Miriam Colón, viuda de Alfonso Bauer Paiz. Esa noche se proyectó un video con imágenes de Jorge en distintas épocas de su existencia, su vida profesional y compromiso revolucionario; con imágenes de héroes y mártires guatemaltecos y latinoamericanos, de Jacobo Arbenz, de Mario López Larrave, de Rafael Cuevas del Cid, del presidente Salvador Allende y de Ernesto “CHE” Guevara, las imágenes proyectadas, junto a la expresión musical y los discursos fueron el mejor homenaje a su memoria.