El despilfarro en propaganda


Para nadie es un secreto que el pueblo de Guatemala está afrontando en la actualidad uno de los perí­odos de mayor crisis económica como consecuencia de diferentes factores tanto internos como externos.

Félix Loarca Guzmán

El fenómeno inflacionario agudizado por los altos precios del petróleo en el mercado internacional, mantiene con el pelo parado a los trabajadores en relación de dependencia, pues sus ingresos se encuentran estancados, mientras todo sube de precio, lo cual aumenta la frustración y el desencanto ante una democracia capitalista que sólo funciona a favor de las élites que concentran el poder económico y polí­tico, mientras la mayorí­a de los habitantes se debate en la miseria y la exclusión social.

Dentro de este contexto nada alentador, sobresale la millonaria campaña de propaganda que el gobierno del presidente í“scar Berger viene realizando a través de los diversos medios de comunicación con un bombardeo constante de spots sobre el supuesto cumplimiento de sus metas de trabajo.

Realmente era innecesaria esa cuantiosa inversión propagandí­stica, cuando los hospitales nacionales se encuentran en la calle de la amargura, al extremo que los proveedores de medicinas y otros insumos para la atención médica podrí­an paralizar el suministro correspondiente por el atraso en los respectivos pagos.

El montaje de la referida campaña para satisfacer el ego del gobernante y del grupo de empresarios que lo rodea, constituye no sólo una ofensa para el pueblo pobre, sino representa un evidente despilfarro de los recursos del Estado.

Y por si ello fuera poco, los medios radiales han denunciado que la estrategia de propaganda es una verdadera farsa, pues algunos de los personajes que figuran en las piezas de comunicación son empleados de las oficinas de la Presidencia de la República, quienes se hacen pasar como «campesinos o productores agradecidos» con las acciones oficiales.

Según esas denuncias, los protagonistas de los mensajes son pilotos, camarógrafos y otros laborantes de las dependencias del Poder Ejecutivo, lo que pone en entredicho la credibilidad del gobierno que está por terminar su perí­odo.

La percepción de la ciudadaní­a no es favorable para el régimen del presidente Berger, prevaleciendo la opinión que durante su gestión hubo elevados niveles de corrupción tal como salió a flote en fecha reciente al conocerse la existencia de numerosas plazas fantasmas o personas devengando dos salarios en las oficinas estatales.

A pesar del lodo que el gobierno de la Gana le echó encima a la figura del ex presidente Alfonso Portillo, nadie duda ahora que durante ese gobierno el pueblo estaba en mejores condiciones económicas que en la actualidad.