El desgaste gubernamental


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Desde que el 14 de enero de 2012 el Partido Patriota (PP) sucedió en el gobierno a la Unidad Nacional de la Esperanza (UNE), la situación del país, en general, sigue igual si no es que se ha agravado. Nada permite prever que las cosas se vayan a arreglar. En 16 meses, la gestión gubernamental del partido oficial se ha desgastado en forma acelerada.

Ricardo Rosales Román
\ Carlos Gonzáles \
http://ricardorosalesroman.blogspot.com


Viendo las cosas lo más objetivamente posible, puede decirse que el país está ante un cada vez más agravado desgaste institucional, y que el desgaste institucional es consecuencia de la composición e integración del equipo de gobierno y sus limitaciones en el desempeño de sus atribuciones administrativas y de gobierno.
   
    La integración y composición del equipo de gobierno -para decirlo comedidamente-, deja mucho que desear. La mayoría de funcionarios no se caracteriza por su capacidad y competencia; se pone en duda su solvencia, idoneidad y transparencia.
   
    Es de lo más frecuente que se insista y hable de la corrupción y tráfico de influencias, el enriquecimiento de funcionarios y financistas de campaña, los contratos, negocios y compras carentes de transparencia, de las concesiones o usufructos lesivos para el país.
   
    Sería extraño que se dejara de señalar la tendencia gubernamental a reprimir la protesta social, la militarización del país y el autoritarismo, la desatención a las necesidades de la  población más necesitada, a la educación pública y a la salud y la ineficacia y clientelismo de los programas sociales.
   
    En lo económico y social, la debilidad principal del gobierno consiste en el errático manejo de la economía y las finanzas, su incierto comportamiento, una reforma tributaria aprobada a toda prisa, la pésimamente convenida composición y distribución del presupuesto, el desmedido endeudamiento, la imposibilidad de concretar una política integral de combate a la pobreza y la pobreza extrema, la no solución de la inequitativa distribución y explotación de la tierra, la entrega de los recursos no renovables a empresas extranjeras, el desempleo y los bajos salarios.
   
    En lo administrativo, su debilidad principal está en la corrupción e impunidad, la toma de decisiones e iniciativas improvisadas y precipitadas, la destitución forzada de funcionarios sindicados de corrupción o incompetencia y su sustitución por quienes se duda de su idoneidad y competencia.
   
    En lo político e institucional, se está ante el acelerado desgaste del partido gobernante, sus contradicciones no resueltas, la incapacidad y falta de voluntad para resolver los conflictos sociales. El narcotráfico, el crimen organizado y la delincuencia común, es una piedra más en el zapato de quienes gobiernan.
   
    En su conjunto, estos componentes debilitan y limitan el poder político y gubernamental. A sus causas y consecuencias, no me refiero por ahora. En todo caso, lo descrito permite tener una idea aproximada de la gravedad de la situación. Ningún distractor político, publicitario o mediático, invisibiliza la situación en que se está.
   
    La implantación del Estado de Sitio en dos municipios de Jalapa y dos de Santa Rosa el 2 de mayo, resultó ser una disposición gubernamental de facto, en el vacío. Con su sustitución (ocho días después), por el Estado de Prevención, se continúa protegiendo a la mina San Rafael, acosando a los líderes comunitarios y amedrentando a la población.
   
    Cabe preguntarse, entonces, si es así cómo hay que manejar las crisis y cómo hay que gobernar al país.