El desafío de superar los modelos fracasados


EDUardo-Blandon-2013

La reunión próxima de la OEA, programada del cuatro al seis de junio en Antigua, puede interpretarse de diversas manera porque, como todo acto humano, está lleno de simbolismos que es posible desentrañar para atisbar la realidad oculta en las formas y hechos con que se presentan. El tema ya es conocido: se discutirá sobre las políticas futuras de la droga.

Eduardo Blandón


En primer lugar, subrayaría la relevancia y actualidad de un tema que parece preocupar a los países asociados en esa organización. El tráfico de drogas y la manera cómo se ha combatido es manifiestamente una preocupación no solo por el daño que ha ocasionado y ocasiona a las jóvenes generaciones, sino por la cauda de muertos que ha dejado una estrategia a toda luz fracasada.

Desde esa perspectiva, la OEA aspira a promover proyectos innovadores, nuevos y muy creativos que permitan un giro para una estrategia más humana. Es una problemática complicada que exige compromiso y mucho dinero, pero que a la larga permitirá un desarrollo mejor al modelo que hasta ahora se ha implementado. Para ello, parten los asistentes no solo de la propia experiencia en el combate al narcotráfico, sino de una propuesta concreta que deben analizar y responder con acciones realistas.

Que el Secretario de Estado norteamericano, John Kerry, asista al evento le da no sólo importancia a la actividad, sino que muestra fehacientemente la preocupación de los Estados Unidos en el viejo desafío de las drogas. Se espera que Kerry llegue con ideas creativas, pero sobre todo con proyectos concretos de beneficio para todos los Estados involucrados.

La reunión de Antigua no es un parteaguas ni creo que sea un mojón en el combate al narcotráfico, se debe ver más bien como un “continuum” de una preocupación que desde hace tiempo atenaza a los gobernantes y políticos de la región. Creo que la reflexión y los ajustes de políticas tendrán segundas, terceras y más partes, pero dependemos ahora de propuestas diferentes y efectivas que hagan que esas políticas surtan efecto.

Los gobernantes deben ver las cifras de muerte y la inutilidad del modelo actual, pero sobre todo deben atender proyectos integrales que permitan un mejor combate al tráfico de estupefacientes. Esto pasa por el sistema legal y judicial, la atención al sistema bancario, la educación en las escuelas, la promoción del mundo laboral… y un etcétera que consienta no solo luchar con balas el narcotráfico.

El éxito de la reunión de Antigua se puede medir por la distancia de sus conclusiones al modus operandi con que los Estados combaten la drogadicción. Eso dependerá de qué tan en serio se tomen sus funciones los participantes. No espero milagros, pero sí visos de estrategias más inteligentes.