El desafí­o de la seguridad


Se puede decir que en la lucha contra la violencia y el crimen, ni el paí­s ni el gobierno tienen respiro porque se trata de una cuestión esencial para los guatemaltecos que se sienten seriamente amenazados por el efecto y el impacto que tienen las acciones del crimen organizado y del que de manera espontánea realizan individuos que se aprovechan del régimen de impunidad impuesto por las estructuras criminales.


Desafortunadamente hasta el dí­a de hoy el gobierno del ingeniero Colom no ha mostrado efectividad en sus polí­ticas de combate a la violencia y tres ministros de Gobernación en forma sucesiva han mostrado que no tienen concepto claro de lo que debe hacerse.

Acaso el que más visión de futuro haya tenido sea el anterior, Francisco Jiménez, pero la coyuntura lo terminó eliminando porque no se puede dar un paí­s el lujo de ser tan poco eficiente en el control de las bandas criminales.

El señor Gándara va camino a que la coyuntura también lo desborde, especialmente porque está mostrando escasa visión de los problemas. Su afirmación de que todo el problema del ataque a los buses es consecuencia de la actividad de un pandillero juvenil, verdaderamente juvenil, que ha logrado poner de rodillas al paí­s es inaceptable desde todo punto de vista y debiera obligar al Gobierno a reevaluar la situación porque no se puede entender que la inteligencia de un Estado produzca tan pobres resultados como el de creer que tal es el origen del problema.

Aparte del hecho de que el Ministro se ha conformado con tener entre sus medidas más trascendentes la devolución de dinero al fondo común para ser trasladado a Cohesión Social, sobre todo en medio de una crisis cuyas caracterí­sticas son pavorosas para la población y las ví­ctimas de la violencia. En su momento criticamos seriamente al gobierno anterior porque de Educación y Salud tomó dinero para el aeropuerto La Aurora, lo cual era inaceptable dadas las precarias condiciones del paí­s en esas dos áreas.

Pues hoy decimos lo mismo y quizá en términos más enérgicos ante lo que está haciendo Gobernación porque nos duele ver el sufrimiento de tantas familias que pierden a sus seres queridos sin que exista siquiera el consuelo de que la justicia llegará para los criminales. Mientras se mantiene esa situación, es inadmisible que el Ministro sea tan pródigo con el dinero asignado a su cartera.

La verdad, no vemos la luz ni siquiera al mero final del túnel porque no se ha encendido aún. La polí­tica de seguridad del Gobierno no aparece por ningún lado y eso puede ser fatal polí­ticamente para el régimen.