La comunicación es una habilidad necesaria para vivir y es considerada una destreza psicosocial que nos permite a algunos privilegiados, publicar, mostrar, presentar, explicar, exponer y transmitir ideas, comentarios y opiniones en relación a determinados asuntos de interés político, social o económico.
La convicción de escribir es algo innato, hermoso, que nos permite compartir y llegar a un público difuso al que se trata de darle una visión, punto de vista o perspectiva de los asuntos que nos importan como miembros de esta colectividad chapina; y aunque el paso de los años nos haya dado algunos sinsabores por medio de amenazas directas y veladas, golpizas, exilio, amedrentamientos, descalificaciones personales por parte de quienes se consideran los dueños y propietarios “intocables” del país, seguimos escribiendo esta labor maravillosa con la cual consideramos hacer patria.
La radio, televisión, internet, cine, impresos, dirección, administración, columnistas en sus diversas especialidades, fotógrafos, camarógrafos, analistas y otras actividades que se desarrollan para hacer llegar al público las noticias de interés nacional e internacional nos permiten el hacer periodismo, es decir, exponer temas interesantes en medios masivos de comunicación; aunque en algunas ocasiones nuestro lenguaje sea considerado inapropiado, mal interpretado por aspectos personalísimos de quienes lo ven, leen o escuchan.
Considero un verdadero privilegio el escribir en diario La Hora, porque es un diario impregnado de valores éticos, tal circunstancia, implica observar de la mejor forma de expresión para evitar las infaltables tergiversaciones de lo expresado para la comprensión correcta del mensaje, lo cual se debe a la formación ideológica, creencias religiosas o ANALFABETISMO FUNCIONAL; es decir que, muchísimas personas leen pero no comprenden lo que leen, y ello los impulsa a emitir juicios y opiniones ajenos al contexto de la noticia, comentario u opinión publicada.
Los gobernantes de todos los tiempos en Guatemala en los organismos Ejecutivo con todos sus ministerios y secretarías, Legislativo, judicial, municipalidades, gobernaciones han tenido serios problemas con las personas que ejercen acciones fiscalizadoras del quehacer oficial, pues al descubrírseles el manejo anómalo de los dineros nacionales, léase: robos, desfalcos, estafas, transacciones, concesiones, usufructos, permutas, intercambio de bienes, cesiones, donaciones, tráfico de influencias y otras figuras más, quedan estereotipados, señalados, marcados y sellados con viles y vulgares ladrones, etiqueta que les perseguirá a ellos de forma personal y a su descendencia como una herencia maldita.
Valiéndose del poder, los gobernantes silencian/aron a quienes entorpecen sus actividades delictivas, creyendo que las leyes son de aplicación para el vulgo y no para ellos; otros, en el mejor de los casos, CRIMINALIZAN la actividad periodística iniciando juicios y/o procesos judiciales de orden penal.
Guatemala está en la mira internacional por la oleada incesante de ataques violentos y criminalización de la función periodística desde hace muchos años; Unicef ha manifestado su preocupación por la inseguridad de los periodistas guatemaltecos; por ello, las ganas de no escribir más columnas rivalizan con el compromiso social de ser “la voz, de quienes no tienen voz” , ¿En Guatemala, sirve de algo, señalar, aconsejar, hacer conciencia, proponer, denunciar, sugerir posibles soluciones a los problemas nacionales? ¿Están vigentes los artículos 35 de la Constitución Política de la República de Guatemala; 35 de la Ley de Emisión del Pensamiento; y 16 de la Ley del Organismo Judicial?