EL DEBATE PRESIDENCIAL, UN PULSO Y EL NARCOTRíFICO


La mayorí­a de los varones al transitar por el final de la adolescencia, cuando alrededor de los 20, buscan tener buenos músculos para ser fuertes y ser de los vencedores a la hora de una lucha. Por lo menos así­ era en mi tiempo, tiempo en que las diferencias se arreglaban a pescozada limpia sin necesidad de otras armas. Es por ello que el boxeo era un deporte popular seguido por la lucha libre. Las artes marciales casi no se practicaban y los balazos casi no se oí­an.

Dr. Carlos Pérez Avendaño

Una popularí­sima competencia eran los famosos «pulsos», que creo todaví­a se practican sobre los pupitres, y con los contendientes apoyados sobre los codos y agarrados de la mano tratan de «llevarse» hacia su lado el brazo del contendiente. Cuando éramos cursantes del cuarto año de bachillerato en el Instituto para Varones, año 1941, el campeón de la clase era Ricardo Wer Herrera seguido por Pedro Zavala Cordero (q.e.p.d.).

Una competencia de fuerza que vino a mi mente ahora que un general candidato presidencial hace alarde de su mano dura y de sus prominentes bí­ceps como un medio para, por la fuerza, imponer orden en esta desordenadí­sima Guatemala.

Serí­a interesante ahora que se anuncia un debate que, entre los candidatos presidenciales patrocinará Prensa Libre, que ese debate fuera precedido por una competencia de pulsos.

Creo que entre los tres primeros de la lista, ílvaro Colom no tiene mucho chance, y que el mano dura se lo llevarí­a con holgura; sin embargo creo que, Alejandro Giammattei, debido al obligado esfuerzo que a diario ejecuta con sus brazos, se echarí­a fácilmente al general. Se podrí­a solicitar al Dr. Fernando Beltranena, Presidente del Comité Olí­mpico y a d. Willy Kaltschmitt del COI que fueran los árbitros recogedores de apuestas. Rigoberta Menchú, como madrina serí­a la encargada de imponer las medallas con el correspondiente ósculo en la mejilla.

Luego de ese debate de fuerza fí­sica se celebrarí­a el debate intelectual. Es ahí­ en donde quiero hacer énfasis, porque hasta este momento no he visto a ninguno de los candidatos pronunciarse al respecto del problema de la droga.

¿Qué tal serí­an algunas preguntas claves como las siguientes: ¿combatirí­a usted al narcotraficante o al consumidor?

Al hablar del consumidor, ¿tratarí­a su gobierno de involucrar en la lucha al pueblo gringo y al gobierno de los Estados Unidos?

Para el combate al narcotráfico, ¿piensa usted que es necesaria la protección legal para la producción, la comercialización y el consumo de la droga?

Me imagino que esas son preguntas de alto calibre, muy controversiales y cuyas respuestas podrí­an ser comprometedoras no sólo ante el gobierno gringo sino y sobre todo, ante los traficantes financistas de algunas campañas.

Los candidatos se han resistido a considerarlas. Talvez alguna fumadita antes del debate podrí­a quitar a los candidatos muchas inhibiciones y les permitirí­a participar sin miedo. ¿Cuándo fue la última?

Este evento podrí­a ser aprovechado por la Asociación Chapina pro Legalización de la Droga y de la cual mi gran amigo, el Chorizo, es Presidente, para hacer la propaganda del caso, incluyendo además de los consabidos panfletos, la distribución gratuita de algunos puritos entre los participantes y la concurrencia.