El debate sobre despenalizar las drogas, por los costos sociales y económicos que provoca, en América Latina, deviene desde la década de los años 90, con los argumentos vertidos por distintas personalidades del mundo académico y literario, Milton Friedman y Gabriel García Márquez, entre ellos, en el que coinciden que el problema es la prohibición y no la droga.
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“El debate sobre la legalización de la droga se plantea realmente entre quienes tienen miedo y no han reflexionado sobre el tema, y quienes han tenido el tiempo para reflexionar sobre las causas y efectos de esta perniciosa plaga. Quienes tienen miedo y no han pensado sobre el asunto creen que mata la droga, y no la prohibición”, dice la carta del director de la revista española Cambio16, que data de diciembre de 1993.
La publicación se llevó a cabo en el contexto colombiano de ese entonces, en que la violencia que provocaba en el combate al narcotráfico ya generaba grandes costos sociales y económicos.
También argumenta que la legalización provocaría la disminución de los precios de estupefacientes, lo que hace que hasta ahora sea un negocio muy atractivo para quienes intervienen en este.
LOS NOBEL OPINARON
El premio Nobel de Literatura, Gabriel García Márquez, escribió en esa ocasión para esa revista, que “el primer paso para una solución realista del problema de las drogas en el mundo es reconocer el fracaso de los métodos con que se está combatiendo”.
García Márquez continuó con que “son esos métodos, más que la droga misma, los que han causado, complicado o agravado los males mayores que padecen tanto los países productores como los consumidores”.
Su argumento es que la estrategia de combate al narcotráfico, iniciada por Ronald Reagan en 1982 y continuada por George Bush, ambos presidentes de Estados Unidos, fue ideada pensando únicamente en ese país, “y que su guerra contra la droga no ha sido mucho más que un instrumento de intervención en América Latina”, Para lo cual se sirve de ejemplos como la invasión a Panamá.
El escritor colombiano aseguró que “la intolerancia se impuso sobre cualquier otra alternativa”. Y el resultado, después de 11 años (1982-1993), que calificó de amargos, “es la delincuencia a gran escala (…) la corrupción generalizada, y todo ello dentro de una violencia sin precedentes”.
Milton Friedman, premio Nobel de Economía, dijo en ese entonces que “la prohibición hace del negocio algo altamente peligroso, y por cuenta de esos riesgos toda la actividad termina por quedarse en las manos de quienes tienen las organizaciones más grandes y preparadas: los carteles”.
Según un reportaje de la misma revista, existen tres minorías que le sacan provecho a la prohibición de las drogas, que son: “narcos, bancos y gobiernos”.
Los narcos, porque “sin la prohibición su negocio valdría casi nada”; los bancos, afirma el documento, porque “las drogas mueven anualmente billones de dólares, que se lavan a través de los bancos”.
En cuanto a los gobiernos, que son “quienes mantienen la prohibición”, su participación siempre disfraza con su intervención de “una retórica moralista”.
El interés de los tres grupos, serían los mismos: “dinero y poder”.
Por último, Ethan Nadelmann, fundador de Drug Policy, recientemente se manifestó a favor de que el presidente Otto Pérez Molina haya propuesto el tema para debate, para lo cual estimó que Felipe Calderón, de México, tendría mucho que decir sobre su experiencia de combate al narcotráfico.