El cuerpo suele hablarnos


Nuestros procesos de comunicación se llevan a cabo de manera í­nfima a través de la comunicación verbal ocupando el mayor porcentaje las formas no verbales.  Es decir, hablamos con el cuerpo, con nuestros gestos, nuestra postura, la movilización de nuestras manos, etc.  Sin embargo, también el cuerpo suele hablarnos, pero muchas veces no solemos escucharlo.

Dra. Ana Cristina Morales Modenesi
crismodenesi@gmail.com

En nuestro cuerpo ocurren millones de procesos bioquí­micos, fí­sicos, metabólicos en el sinnúmero de células que entretejen al ser humano.  Por lo cual el cuerpo tiene sonidos propios, algunos fácilmente de auscultar al oí­do humano, otros permanecen imperceptibles.  Cuando  percibimos el mundo, también nos encontramos ante la apreciación de nuestras emociones, pensamientos y conducta.

Dentro del proceso de salud se considera que existe acompañado de  la coherencia y  la sintoní­a con quienes somos, los que deseamos, lo que hacemos, decimos, pensamos y sentimos; dentro del mundo que nos ha tocado vivir.

Pero conforme se ha ido complicando la sociedad, la convivencia humana, cada dí­a nos está  siendo más difí­cil percatarnos de nuestros deseos, sentimientos, pensamientos y actitudes.  Por lo que  actuamos de cierta forma, de manera contraria, contra nosotras y nosotros mismos.

Ante la incapacidad de identificar y por ende expresar ciertos sentimientos o la vivencia de situaciones  de carácter traumatizante.  Es nuestro cuerpo el que toma la palabra y hace evidente lo escondido a través de manifestaciones externas como el lenguaje de la enfermedad y del dolor fí­sico.

Así­Â la angustia se transforma en enfermedad péptica o colon irritable, un duelo puede derivar en un infarto.  Durante mucho tiempo se ha separado a la mente del cuerpo y esto no ha ayudado a visualizar que la mente, los sentimientos, la conducta, la espiritualidad y el terreno fí­sico corporal se interrelacionan entre sí­.

No existen enfermedades de un segmento del ser humano, es su ser de manera integral el que se enferma.  En este sentido podemos decir que todas las enfermedades son psicosomáticas.  Por lo que es relevante que todo proceso de enfermedad sea visto de manera plena. 

En la búsqueda del restablecimiento del equilibrio de la salud de las personas es prioritario ayudar a la unión de su ser, a la expresión de sus emociones y de su sufrimiento.  A recobrar lo humano del ser humano y también a su integración con su ser interior, su familia y su vida social.Â