Sin duda, la derrota de los golpistas en Honduras es cuestión de poco tiempo, pues el régimen de facto está totalmente aislado por la comunidad internacional. Estados Unidos que antes apoyaba este tipo de acciones, ha sido uno de los primeros países en condenar el derrocamiento violento del presidente Manuel Zelaya, mientras otros muchos gobiernos han demandado su inmediata restitución en el cargo.
Los principales organismos internacionales como las Naciones Unidas, la Organización de Estados Americanos, la Unión Europea, la Alternativa Bolivariana para las Américas, el Grupo de Río, la Cumbre de Presidentes de Centroamérica, y el Grupo CA-4, han condenado de manera enérgica el cuartelazo castrense en contra del Presidente de Honduras.
La acción llevada a cabo por los militares en complicidad con miembros del poder judicial, algunos diputados y la oligarquía, ha dejado al desnudo que la cultura golpista sobrevive aún con fuerza en algunas esferas de América Latina y que lo que existe en Honduras es un simulacro de democracia.
El sociólogo argentino Atilio A. Boron, dice que lo ocurrido en Honduras pone de manifiesto la resistencia que provoca en las estructuras tradicionales de poder cualquier tentativa de profundizar la vida democrática. «Bastó que el presidente Zelaya decidiera llamar a una consulta popular sobre una futura convocatoria a una Asamblea Constituyente para que los distintos dispositivos institucionales del Estado se movilizaran para impedirlo, desmintiendo de ese modo su supuesto carácter democrático.»
Aun cuando el gobierno que se ha establecido en Honduras encabezado por el presidente del Congreso, el político derechista Roberto Micheletti, ha acusado al presidente Zelaya de haber cometido ilegalidades, nunca se le siguió el debido proceso, ni se le permitió el ejercicio de su derecho de defensa.
El procedimiento fue tan burdo, pues primero lo secuestraron para expulsarlo del país y posteriormente quisieron «legalizarlo» con una payasada en el Congreso, al dar a conocer que el gobernante había presentado su renuncia. Sin embargo, la maniobra duró poco tiempo, pues desde el exterior el presidente Zelaya informó que se trataba de una carta apócrifa.
El presidente José Manuel Zelaya anunció, que mañana jueves regresará a Honduras en compañía del presidente de la Asamblea General de las Naciones Unidas, Miguel D¨Escoto, el secretario general de la OEA, José Miguel Insulza, de la presidenta de Argentina, Cristina Fernández de Kitchner y del presidente de Ecuador, Rafael Correa. Obviamente, se trata de una prueba de fuego para los golpistas y para el futuro de la democracia en Honduras y en el continente americano.