El cristal por donde miras


La objetividad no existe. Con una exposición de este tipo, es seguro que a la primera persona que levante la mano para debatir en alguno de los cursos periodí­sticos de la U, la saquen de clase por semejante blasfemia y la condenen a los pozos infernales de la mediocridad, porque la objetividad existe y punto.

Lourdes ílvarez
usacconsultapopular@gmail.com

El pasado jueves en Diario La Hora, Pedro Miguel, columnista y cofundador del diario La Jornada de México, aseguró en entrevista que «Los humanos somos sujetos, tenemos una visión subjetiva, vemos el mundo desde nuestro pellejo, desde nuestro barrio, desde nuestra preferencia sexual, desde nuestra religión, desde los productos culinarios, desde nuestra postura polí­tica; y no puede haber una visión objetiva».

Claro, su afirmación no implica descubrir el agua azucarada. Desde hace mucho tiempo el tema es objeto de vastos y profundos debates, pero trasciende que Miguel coloca el tema en un contexto donde el papel de los medios es decisivo. Entonces ¿Cuál es el papel de los medios de comunicación? ¿Qué papel juegan las personas que hacen comunicación?

Es evidente que en casos tan sonados como la crisis alimentaria (mediatizada como desnutrición, que implica definitivamente otra connotación) la situación de Honduras y hasta el Concierto de la Paz en Cuba, algo de información por ahí­ se quedó tapado a la sombra de una ideologí­a. Señoras y señores, sí­, una ideologí­a.

Al mencionar ideologí­a se hace referencia según Miguel a esa forma de ver y llevar una realidad, «La masa mediática le hace tragar a la sociedad una ideologí­a empresarial, cuya caracterí­stica central es negar cualquier ideologí­a», asegura.

Un ejemplo magnificado se registró recientemente, la ideologí­a con vestido de objetividad tituló en primera plana «Todos contra Chávez», en alusión a la cobertura que cientos de medios de todo el globo le dieron a la convocatoria de colombianos, que organizaron a través de redes sociales una marcha en rechazo al Presidente de la República Bolivariana.

El análisis no deberí­a centrarse en la «masiva participación de rechazo» contra Chávez, porque eso constituye cierta parte de la realidad manipulada para lograr un objetivo, ¿Acaso recuerda usted alguna cobertura de este tipo para manifestaciones sociales de mujeres, pueblos indí­genas y movimientos homosexuales? Es seguro que existen más personas con demandas justas de tierra, alimento, justicia, equidad y una vida digna, que personas que no simpatizan con la Revolución Popular del presidente Chávez.

En el tema hondureño, editoriales como: «Caos vial por manifestaciones», «Pérdidas millonarias por bloqueo de carreteras», entre otros peores, hacen el llamado a que la postura de Guatemala ante la crisis de Honduras sea en pro de garantizarle al mercado las pérdidas mí­nimas; en lugar de solicitar solidaridad con el pueblo hondureño, para que se respeten sus garantí­as y derechos, ante la represión brutal que las fuerzas armadas emprendieron en su contra, porque fue ese mismo pueblo el que democráticamente eligió al presidente depuesto por un golpe militar. Incluso EE.UU., que en otras épocas aplaudió y apoyó esas acciones, hoy condena y llama a la reinstalación del presidente Manuel Zelaya. Eso ya da mucho para debatir.

La forma como se transmite la información es de vital importancia, pero sobre todo el análisis del contenido de esa información. La ideologí­a sigue vigente y la vemos en todas partes cada dí­a, es sólo cuestión de ver dónde estamos, de ahí­ viene la conciencia.