Su familia, como la gran mayoría de las que habitan en áreas rurales del interior del país, es numerosa. Hace un par de semanas uno de sus hijos, el de dos años, «se enfermó del estómago»: «gracias a Dios», como dice ella, el niño se recuperó con los remedios caseros. De haber requerido traslado urgente al centro de salud o al hospital de la cabecera departamental, habría requerido Q250 para pagar a un particular para que los trasladara.
lahora@lahora.com.gt


Vilma Hernández vive a 12 kilómetros del casco urbano del departamento de Jalapa -ubicado en el oriente del país-, en el municipio de San Manuel Chaparrón. Ella ignora que la diarrea por la que atravesó su hijo se debió a la desnutrición crónica que padece el infante; incluso ella muestra signos de la enfermedad.
La desnutrición afecta por completo al grupo familiar, empero, son las madres quienes sufren los mayores estragos, por razones sociales y culturales arraigadas en las relaciones familiares.
En el Centro de Recuperación Nutricional del Hospital Nacional Nicolasa Cruz, ubicado en el referido departamento, hay un promedio de 25 niños con desnutrición; 10 de ellos la tienen aguda y el resto son crónicos. Las cifras dan cuenta que ha disminuido el promedio que se registró en el punto más álgido de la crisis mediáticamente expuesta.
El gobernador departamental de Jalapa advierte que desde el 2004, en la pediatría del hospital ha habido niños desnutridos, en promedio de 90 al año «y ha habido silencio y ha sido dañino», aduce. En 2008 hubo 96 casos y hasta julio de este año iban 91 de niños con desnutrición aguda, «pero es hasta este año que se dio la alarma», asevera.
«NO TODOS VAN A SER DETECTADOS»
El Ministerio de Salud comenzó un tamizaje nutricional en varios departamentos del «Corredor seco»: Jalapa, Chiquimula y otros. Los datos preliminares, dados a conocer en agosto, apenas develaban 0.89% de los más de 13 mil atendidos, con desnutrición aguda.
Asimismo, la Procuraduría de los Derechos Humanos (PDH), en coordinación con la Universidad de San Carlos de Guatemala, el Colegio de Médicos y las iglesias -Evangélica y Católica-, anunciaron otro esfuerzo por ubicar y contabilizar a los infantes con desnutrición aguda; los cuales, se dijo, serían trasladados a un centro de recuperación que sería instalado en Jalapa.
El gobernador departamental de ese lugar, í‰lmer Guerra, muy convencido de sus palabras, asegura que en esa tarea que aún llevan a cabo, no van a encontrar cifras alarmantes de infantes con desnutrición aguda que requieran su traslado de urgencia.
«Hemos activado todo el sistema de Salud con los alcaldes, Cocodes, promotores comunitarios y en los últimos días se ha mantenido en 25 el promedio de niños en la sala de la pediatría del hospital, por lo que no creemos que haya un incremento», sostuvo.
No obstante, el pediatra Ramiro Molina, encargado desde hace un mes del centro de recuperación nutricional del Hospital Nacional Nicolasa Cruz, localizado en el citado departamento; asevera que en «esos censos», no se van a localizar todos los afectados con la enfermedad.
Antes de ser trasladado a la cabecera departamental, el médico trabajaba en un centro de salud ubicado en el municipio de San Yuyo; él junto con otra doctora del municipio El Pinalito, comenzaron a detectar a los casos críticos de desnutrición y los enviaron al referido hospital. Antes de ellos, experimentó situaciones similares durante 20 años en el hospital de Jutiapa, otro departamento del llamado «Corredor seco de oriente».
Con base en esa experiencia, el galeno asevera, con toda naturalidad, que las madres prefieren quedarse con sus hijos e hijas y esperar a que «mueran en la casa», como le han dicho muchas, porque la muerte del chico, debido a la extrema pobreza en la que viven, llega a representar «un alivio».
«Es un problema socioeconómico, pero ellas tienen una docena de hijos y si uno está enfermo, piensan y repiensan en salir y si lo hacen se les dice que hay que hospitalizarlos y prefieren «que se muera en la casa», (…) no los traen por la desidia porque están cansadas», argumenta el pediatra.
«COMO NO HAY DINERO, NO OCUPAN GENTE»
Alberto López Sánchez, estuvo tres semanas en el centro de recuperación nutricional del Hospital Nacional de Jalapa, acompañando a su hijo de dos años Leider Alberto. La figura escuálida del infante no es para menos, apenas alcanza las 16 libras de peso. Sus otros cinco hijos permanecen en la aldea Hierba Buena, del municipio El Pinalito.
Al igual que muchas familias del «Corredor seco» del país, no tiene grandes expectativas con la segunda cosecha de maíz y frijol, pero afirma que lo que venda, al menos, le servirá para comprar cosas «para las criaturas» (sus hijos).
Además de la pérdida de la cosecha, ha tenido menos oportunidades de ser contratado en las fincas de café, al igual que la mayoría de sus vecinos, de los cuales unos pocos logran emplearse un par de días; Alberto justifica la situación diciendo «como no hay dinero no ocupan gente y eso también nos está afectando».
De acuerdo con el Gobernador Departamental de Jalapa, han detectado 10 mil 662 familias que requieren atención urgente, «de aquí hasta que venga la segunda cosecha».
El funcionario afirma que el área más afectada está en el municipio de San Luis Jilotepeque, San Pedro Pinula y la parte norte de Santa María Xalapán.
Las pérdidas en San Luis Jilotepeque y Pinula fueron totales en cuanto a la cosecha; además, hay falta de agua para consumo humano y para cultivo en muchas comunidades.
«NO ES UN GRANERO»
La semana recién concluida el Ministerio de Ambiente y autoridades locales de Jalapa, pidieron al vicepresidente de la República, Rafael Espada, que declare estado de calamidad ambiental en los seis departamentos del «Corredor seco».
De acuerdo con José Miguel Leiva, coordinador para Guatemala del Mecanismo Mundial de la Convención de Naciones Unidas de Lucha contra la Desertificación y la Sequía, tal declaratoria se centraría en llamar la atención del Ejecutivo y Legislativo para que orienten recursos financieros, técnicos y humanos orientados a la atención de la degradación ambiental del «Corredor seco».
Asimismo, para que en largo plazo haya sostenibilidad en la conservación de suelos, manejo de la humedad, mejoramiento a la producción agropecuaria y agroforestal.
«Es muy importante porque el 52% del «Corredor seco» tiene vocación forestal, un 15% vocación agrícola y la gente sigue cultivando maíz y frijol por asuntos ancestrales, pero el «Corredor seco» no es un granero», indicó Leiva.
A la fecha, tres cuartas partes del país están siendo afectadas por sequía, entre estas los departamentos de San Marcos, Huehuetenango, y Quiché, en el occidente del país. «La falta de lluvia por el fenómeno de El Niño se acentúa; hubo 70% de disminución de las lluvias en este año», adujo el experto.
CENTRO DE REHABILITACIí“N
El Frente Contra el Hambre, integrado por la PDH, Universidad de San Carlos, iglesias Católica y Evangélica, el Colegio de Médicos y otras instancias de sociedad civil implementarán un centro de rehabilitación, que se instalará, según dijo en esta semana, en la terminal que nunca fue ocupada para ese fin.
El lugar cuenta con 14 cuartos, donde se podrían albergar hasta 200 infantes si fuera necesario. La implementación estará a cargo con la Secretaría de Obras Sociales de la Esposa del Presidente (SOSEP), el local será cedido por la municipalidad, el personal será de la PDH en conjunto con el Colegio de Médicos.
«Si en algún momento esto se rebasara, echaríamos mano del complejo deportivo y de la Escuela Normal de Oriente, que tienen instalaciones para ello pero no creo que se dé un repunte», aseguró Guerra.
María Luisa, lleva 52 años viviendo en San Miguel Chaparrón; y según cuenta, desde hace 45 años comenzó a ver cambios en las cosechas. Este año sembraron siete tareas para la segunda cosecha, lo cual debiera representarles unos 36 quintales de maíz, sin embargo, calcula que apenas obtendrán la mitad de estos.
«Las mazorcas están más pequeñas y hay mata que no tiene; no se tapisca buena mazorca porque hay mucho podrido. (…) Anteayer llovió y hacía como dos meses que no había llovido, por eso la tierra no dio su producción», concluye.
La mujer, de piel curtida por el intenso sol al que se expone cotidianamente, agrega que este año no tuvieron acceso a fertilizantes del Gobierno, a diferencia del año anterior.
«Nos esperanzamos que nos van a dar porque allí viene más cómodo. (…) Posiblemente si nos hubieran vendido el abono las cosechas estarían mejor, porque uno no tiene como comprarlo, porque vale 220 quetzales la bolsa y si se compra se le echa un poquito», dijo.
Casi el 70% del planeta estará afectado por la sequía en 2025 en caso de no aplicar políticas para frenar ese flagelo, dijo este viernes Luc Gnacadja, secretario de la Convención de la ONU de Lucha contra la Desertificación, al concluir una conferencia en Buenos Aires.
«Si no podemos solucionar este problema de la tierra, en 2025 casi el 70% estará muy afectado», sostuvo Gnacadja.
Actualmente la sequía afecta al menos al 41% del planeta, y el proceso de degradación se incrementó entre 15% y 25% desde 1990, según un informe sobre la situación climática mundial brindado a la prensa durante el encuentro.
Gnacadja evaluó la gravedad del panorama a futuro en el cierre de la IX Conferencia de las Partes (COP09) de la Convención de las Naciones Unidas para la Lucha contra la Desertificación (UNNCCD), que se realizó entre el 22 de setiembre y el 2 de octubre en un hotel de Buenos Aires.
El funcionario afirmó que en el encuentro se acordó la necesidad de monitorear y determinar los indicadores para conocer en detalle la situación actual, el progreso y cómo luchar contra la desertificación.
Además, destacó que «no hay seguridad mundial sin seguridad alimentaria» en las zonas secas y que «se necesita un acuerdo verde» por parte de los países desarrollados para trabajar en esos lugares, al aludir a la necesidad de un compromiso político de las potencias.
Gnacadja informó que el próximo encuentro de la Convención de la ONU de Lucha contra la Desertificación se llevará a cabo en Corea del Sur en 2010.
Con respecto al cambio climático, el funcionario aseguró que «los países deben luchar e invertir en la tierra y en la sociedad para combatir el efecto invernadero».
«La obtención de recursos financieros es importante en la estrategia. Entonces, debemos movilizar a todos los involucrados», agregó.
El secretario de la UNNCD señaló que «no se esperan nuevos compromisos (de las potencias), sino que digan qué problemas tienen para cumplirlos», además de manifestar que «se espera que el sector privado también participe y demuestre su dinámica de trabajo con el suelo».
Gnacadja sostuvo que hay una relación directa entre desertificación y cambio climático, y abogó por una mejor sinergia y cuidado del suelo para que «el proceso se transforme en un círculo virtuoso».
Por otra parte, durante la conferencia se identificaron dos problemas cruciales para la lucha contra la desertificación.
Primero, saber cuál es el porcentaje de población mundial que vive sobre la línea de pobreza en zonas desérticas y, además, realizar mediciones sobre el suelo, teniendo en cuenta el cambio climático en las zonas secas.
La convención de la ONU, en la cual disertaron 250 científicos de todo el mundo, trabajó sobre tres ejes: Conferencia Científica, Mesa Redonda Ministerial y Discusión del Programa de Trabajo para 2011.
Gnacadja destacó que todavía quedan cosas pendientes por tratar, como el Programa de Presupuesto y el de Trabajo, referidos a las estrategias necesarias para la distribución del dinero para solucionar la desertificación en la Tierra.
En el centro nutricional del Hospital Nacional de Jalapa se reportan 25 infantes con desnutrición aguda.
Desde San Yuyo y San Pedro Pinula se enviaban hasta 40 infantes diarios con desnutrición al hospital.
Actualmente se tienen de seis a ocho ingresos diarios en la pediatría del Nicolasa Cruz, «esos son los ingresos normales», y el 80% es desnutrido crónico.
El médico vio en San Yuyo, antes de ser trasladado al hospital de Jalapa, a chicos de entre 10 y 13 años, que tenían cráneos de infantes de dos y a lo sumo, les calculó tres años más de vida. «Eso nunca se ha resuelto ni es nuevo», asevera.