No me cabe la menor duda de que hay una intensa campaña de los coyotes para estimular el viaje de menores bajo el engaño de que si se radican en Estados Unidos antes de que se apruebe la reforma migratoria se podrán quedar, pero me parece inaudito que la Vicepresidenta y la Fiscal General quieran dirigir sus baterías contra los padres de familia cuyos hijos están emigrando, porque eso es negar la existencia de razones de enorme peso que son la causa fundamental de la migración.
ocmarroq@lahora.com.gt
La gente ni emigra por joder, sino que lo hacen empujados por la ausencia de oportunidades en su propio país. Nadie que esté satisfecho con lo que tiene o con las expectativas que ofrece su patria va a emigrar para pasar penas, por mucho que sueñe con mejorar sus condiciones y menos si tienen que pasar peligros de muerte en el trayecto a la engañosa tierra prometida. Si alguien se siente seguro en su patria, sin temor a que sea asesinado en medio de un pleito entre pandillas o simplemente porque la violencia está desbocada, no pensaría en emigrar ni en arriesgarse a morir en alguno de los desiertos mexicanos o norteamericanos.
Si uno tiene la certeza de que en su país podrá superarse, llevar una vida digna, evitarse marginación y exclusión, no se arriesgaría a tener que soportar los abusos y vejaciones de los coyotes que hacen su negocio transportándolos. En otras palabras, el sistema de su propio país los expulsa porque no es capaz de proveerles siquiera la esperanza, no digamos la oportunidad de educarse, de vivir saludablemente, de alimentarse y confiar en que sus hijos no serán desnutridos, además de que la mano dura que ofrecieron, en el caso de la Vicepresidenta, no ha servido para establecer un clima de seguridad capaz de acabar con los miedos cotidianos a sufrir los efectos de la violencia.
Es una desfachatez que quieran culpar a los padres de familia por la migración, cuando los culpables son quienes han ejercido el poder político, económico y militar, en este país para construir una sociedad de excluidos, de marginados, de seres humanos que tienen que resignarse a vivir sin el pleno respeto a su dignidad.
Es una desfachatez que mientras los funcionarios se arman con el dinero público, que en vez de usarlo para mejorar las condiciones de vida de la gente se convierte en semilla de las fortunas que son ya características de todos los que pasan por el poder, de ajuste tengan la cara dura de culpar a los padres de familia por la migración. En todo caso, la mayoría de los niños que están viajando lo hacen para reunirse con sus padres que ya tuvieron que irse de un país que les ha dado la espalda, que no se preocupa por sus habitantes y que, al contrario, subsiste porque el dinero que envían en remesas familiares es lo que mantiene la economía.
Y que tengan cuidado, porque cuando las familias se reúnan en Estados Unidos, bajarán las remesas y entonces veremos cómo le hace esta pantomima de país para subsistir.