Una epidemia de cólera que ya causó más de 360 muertos sigue propagándose en Zimbabue, cuyo gobierno decidió no declarar el estado de emergencia, mientras poder y oposición continuaban negociando hoy para intentar salvar un acuerdo sobre reparto del poder firmado en septiembre.
«La situación está controlada. No es necesario declarar» el estado de emergencia, declaró el viceministro Edwin Muguti, reaccionando a los llamamientos para que Harare declarase una emergencia sanitaria nacional.
Más de 9 mil casos de cólera se registraron en Zimbabue entre mediados de agosto y el 25 de noviembre y 366 personas murieron debido a la epidemia, anunció el martes la ONU, subrayando que la enfermedad se propaga «a un ritmo alarmante».
La organización no gubernamental británica Oxfam y asociaciones de médicos zimbabuenses pidieron al gobierno que declarase el estado de emergencia para luchar contra la epidemia.
«El gobierno sabe lo que tiene que hacer», afirmó Muguti acusando a los países occidentales de la situación.
«Este es el resultado de las sanciones ilegales que nos impone Occidente», afirmó.
La Unión Europea (UE), Estados Unidos y otros países occidentales impusieron a Zimbabue sanciones que se limitan a algunas personalidades políticas clave y a aliados del presidente Robert Mugabe, de 84 años, tras su controvertida reelección en 2002.
Desde hace dos semanas, Zimbabue sufre un grave aumento de los casos de cólera, pero las autoridades siguen divulgando balances inferiores a los de Naciones Unidas y minimizando la magnitud de la crisis en los medios de comunicación estatales.
Así, hoy, el diario oficial The Herald se limitaba a un pequeño artículo en las páginas interiores informando de que el gobierno intensificará las «campañas de información» para combatir la enfermedad.
«Nos preguntamos cuántos muertos más serán necesarios para que accedan a decretar esta epidemia como desastre nacional», declaró Douglas Gwatidzo, director de la Asociación zimbabuense de Médicos por los Derechos Humanos.
«Las cloacas desbordan por todas partes, el abastecimiento de agua es inconstante y a veces inexistente», agregó.
El cólera, que prolifera en el agua sucia de excrementos humanos, puede curarse fácilmente si es tratado a tiempo. Pero los sistemas de agua, de saneamiento y de salud de Zimbabue se han visto afectados por el derrumbe de la economía en los últimos ocho años y se encuentran actualmente en un estado desastroso.
Esta crisis humanitaria se ve agravada por el estancamiento de la situación política desde la derrota electoral del régimen de Mugabe en las elecciones generales de marzo pasado.
Representantes del gobierno y la oposición volvieron a reunirse cara a cara hoy en Johannesburgo en el marco de unas negociaciones emprendidas la víspera para a salvar el acuerdo de reparto de poder.
«Reanudamos las negociaciones en Sudáfrica, pero no tengo confianza en el resultado», declaró Welshman Ncube, negociador de una facción disidente del opositor Movimiento para el Cambio Democrático (MDC).
También el MDC confirmó la reanudación de las conversaciones «como estaba previsto», sin precisar su contenido.
Según The Herald, la negociación entre el poder y los dos movimientos de oposición se centra en una enmienda constitucional destinada a crear un puesto de primer ministro para el líder del MDC, Morgan Tsvangirai.