El clima después de Copenhague


Un avión en el Reino Unido debe mantenerse en tierra, debido a que suspendieron los vuelos por las intensas nevadas en Europa. FOTO LA HORA: AFP Max Nash

Decepcionada por el «desastre» de la conferencia de Copenhague, la UE examinó hoy cómo volver a presionar a la comunidad internacional y algunos paí­ses blandieron la idea de imponer una tasa carbono a las importaciones procedentes de las naciones más contaminantes.


«Debemos estudiar cómo proceder tras el desastre de Copenhague», explicó en una reunión con sus homólogos europeos en Bruselas el ministro sueco de Medio Ambiente, Andreas Carlgren, cuyo paí­s ejerce la presidencia rotativa de la UE.

El ministro belga Paul Magnette se mostró por su parte partidario de endurecer la postura de la Unión Europea (UE), cuyos ambiciosos compromisos contra el cambio climático la relegaron a un segundo plano en la conferencia de la ONU, finalizada el pasado viernes con un acuerdo de mí­nimos auspiciado por Estados Unidos y los grandes paí­ses emergentes.

«Si algunos paí­ses entre los mayores contaminantes del mundo continúan obstaculizando» la adopción de objetivos vinculantes de reducción de emisiones de dióxido de carbono, la UE deberí­a estudiar imponer «una tasa carbono sobre los productos importados» por estos Estados que «compiten de forma desleal con nuestras empresas», advirtió en declaraciones a la prensa belga Magnette.

El fracaso de Copenhague es achacado al rechazo de Estados Unidos y China de comprometerse con objetivos legalmente vinculantes.

La postura de Magnette es la misma que preconizan desde hace varios meses el presidente francés, Nicolas Sarkozy, y la canciller alemana, Angela Merkel.

«He insistido en la necesidad de estudiar seriamente ahora el principio de una tasa de carbono en las fronteras», anunció tras la reunión en Bruselas la secretaria de Estado francesa de Medio Ambiente, Chantal Jouanno.

«Debemos decidir qué oferta la UE pondrá sobre la mesa el 31 de enero», cuando las principales potencias deben publicar sus objetivos de reducciones, y «qué debemos hacer para tranquilizar a nuestros empresarios» obligados legalmente en Europa a recortar sus emisiones, explicó por su parte un negociador francés.

Pero la idea de una «tasa carbono» no ha logrado por ahora reunir unanimidad en el seno de la UE.

Muy reservada, la Comisión Europea afirma que por ahora «no es un tema de discusión sobre la mesa» y la secretaria de Estado española de Medio Ambiente, Teresa Ribera, explicó que ésta medida debe ser «la última opción».

La UE se comprometió el año pasado a reducir sus emisiones de gases de efecto invernadero un 20%% en 2020 respecto a los niveles de 1990 y se mostró dispuesta a elevar ese porcentaje al 30%% si el resto de potencias desarrolladas se subí­a al tren durante la conferencia de Copenhague.

Haciendo balance, los 27 reconocen su «decepción» frente a los resultados de Copenhague, pero rechazan la idea de haber quedado arrinconados o incluso sentirse traicionados al haber sido los únicos en comprometerse internamente con objetivos legalmente vinculantes.

«No todo está perdido», aseguró el ministro alemán de Medio Ambiente, Norbert Roettgen. «Ahora, debemos discutir sobre cómo crear las condiciones para obtener una reducción suficiente de emisiones» a nivel planetario, subrayó por su parte Andreas Carlgren.

Para Greenpeace, si Europa «quiera salvar el mundo de una crisis climática, primero debe resolver su crisis de liderazgo», según un comunicado difundido el martes en Bruselas en ocasión de la reunión de ministros de Medio Ambiente.

La UE «sufrió para enterarse de qué estaba pasando entre China y Estados Unidos (en Copenhague), habiendo olvidado al parecer el papel de liderazgo que asumió durante la adopción del protocolo de Kioto», lamentó la nota, llamando a los europeos a «revisar su estrategia» de negociación.

FRíO Paralizados por nieve


La anulación masiva de vuelos debido al mal tiempo en Europa se sumó hoy a las rutas cortadas por la nieve y a los retrasos de los trenes, congelando de nuevos los planes de miles de viajeros, en el inicio de unas fiestas navideñas enlutadas ya por 90 muertes.

Los pasajeros enfrentados a carreteras cubiertas de nieve, trenes demorados y una suspensión de tres dí­as del tráfico del Eurostar no encontraron una solución a sus problemas de transporte en los aeropuertos europeos, donde numerosas pistas heladas fueron cerradas y las fuertes nevadas impidieron el despegue de cientos de aviones.

Los temporales ya causaron la muerte de al menos 90 personas en Europa -entre ellas 10 en Polonia este martes- en su mayorí­a hombres sin domicilio, debido al descenso de las temperaturas hasta -20º C.

Mientras el Eurostar -que une Londres con Parí­s por el túnel bajo el canal de La Mancha- reanudaba con timidez su servicio el martes, la compañí­a aérea Easyjet anulaba unos 180 vuelos debido a las «nevadas significativas» y al cierre de los aeropuertos. La aerolí­nea irlandesa Ryanair canceló por su parte unos 65 de sus vuelos.

También Bristish Airways anuló «un pequeño número» de trayectos cortos debido a los transtornos causados por las fuertes precipitaciones de nieve del lunes, que obligaron al cierre durante varias horas del segundo aeropuerto comercial de Gran Bretaña, London Gatwick.

El aeropuerto alemán de Fráncfort, el tercero de Europa en término del tráfico, estuvo cerrado durante unas cuatro horas durante la noche debido al hielo en las pistas.

Unos 5.000 pasajeros fueron llevados a hoteles cercanos mientras otros 3.000 tuvieron que pasar la noche en las terminales o en los aviones hasta que sus aviones pudieron despegar.

También el aeropuerto Luton de Londres estuvo cerrado durante la noche.

En Italia, el aeropuerto Malpensa de Milán permaneció cerrado hasta el martes por la tarde debido a una fuerte nevada, mientras que el de Linate, también el norte italiano, operaba con muchas limitaciones. Alitalia, que opera el 75% de los vuelos en esta terminal, canceló todos sus despegues y aterrizajes.

EasyJet también advirtió de «graves trastornos con numerosas anulaciones» en Gatwick de Londres, en Fiumicino de Roma, en Barajas de Madrid y el Charles de Gaulle de Parí­s.

Por su parte, Ryanair que podrí­a haber trastornos en vuelos procedentes y con destino a Milán, Dusseldorf-Weeze, y los aeropuertos londinenses de Luton y Stansted.

A las malas condiciones meteorológicas se sumó en el aeropuerto de Madrid el caos provocado por el sorpresivo cierre de la aerolí­nea española Air Comet por orden judicial debido a su fuerte endeudamiento.

Cientos de personas, sobre todo latinoamericanas, esperaban en Barajas ante las ventanillas cerradas de la compañí­a aérea en busca de una alternativa para poder volar a sus paí­ses por Navidad.

A los que iban a viajar a Perú y finalmente tuvieron que dormir en la terminal 1 de Barajas, se unieron este martes cientos de viajeros con destino a Quito y Guayaquil, Bogotá y Buenos Aires.

En las carreteras, miles de conductores quedaron bloqueados en sus automóviles en el sur de Inglaterra durante la noche. La Asociación Asistencia a los Automovilistas afirmó haber recibido unas 700 llamadas por hora, en la que fue su peor noche en los últimos 25 años.