Cada vez que el Presidente de Guatemala se reúna con migrantes en cualquier ciudad de los Estados Unidos encontrará el mismo clamor para que intervenga ante las autoridades norteamericanas a fin de que cesen las deportaciones porque es un temor constante el que padecen de ser capturados y enviados de vuelta al país. Y por supuesto que la Casa Blanca no pone igual atención a todos los presidentes porque mientras a Saca le agradece su apoyo en la guerra de Irak extendiendo el TPS para los ciudadanos salvadoreños, al resto de países les ignora cuando piden un trato similar.
Pero queremos señalar que el temor a las deportaciones es, en el fondo, un temor profundo a volver a su propio país porque acá no encuentran oportunidades para que, mediante el trabajo, puedan abandonar la condición de pobreza. El migrante ha demostrado que es capaz de ganarse la vida y de generar ahorro suficiente para enviar remesas a sus familiares en Guatemala, o sea que es una prueba fehaciente de la falsedad de la idea de que el pobre es pobre por haragán y descuidado, puesto que cuando tienen las oportunidades de mejorar su ingreso mediante un trabajo fuerte, lo hacen sin mayores dificultades.
Lamentablemente las condiciones internas en Guatemala no son propicias para que los ciudadanos de este país encuentren oportunidades y por ello es que le temen tanto a la deportación porque significa volver al ambiente que les negó todo, hasta la esperanza de hacer algo con base en el trabajo productivo. Y creemos que el gobierno tiene que poner atención al clamor especialmente en lo que al plano interno se refiere, atacando esas condiciones que hacen tan vulnerable al ciudadano de nuestro país y que los impulsa a emigrar, pasando muchas penas, con tal de tener un ingreso que pueda considerarse decoroso.
No es fácil pero se podría lograr una mejor condición con un intenso esfuerzo diplomático y posiblemente la reforma migratoria pueda ayudar. Pero la única acción realmente crucial de nuestras autoridades está en el empeño por lograr a toda costa que en el país las condiciones cambien para ser más favorables a efecto de garantizar al trabajador guatemalteco, o mejor dicho, al excelente trabajador guatemalteco, que pueda encontrar aquí las oportunidades que se les abren en otros lados donde, a pesar de discriminaciones y de manifestaciones de racismo, pueden hacer que prevalezca su voluntad de trabajo, su dedicación y honradez para ejecutar tareas muy difíciles, lo que los convierte en una pieza muy importante y atractiva en el mercado de trabajo.