El cí­rculo vicioso de la desnutrición y la pobreza


Las estadí­sticas oficiales, los estudios internacionales realizados en los últimos 20 años por los diferentes gobiernos y organizaciones como FAO, CEPAL, PNUD, coinciden en señalar el grave problema de pobreza, extrema pobreza, desnutrición infantil que prevalece en la mitad de la población de Guatemala.

Juan Francisco Reyes López
jfrlguate@yahoo.com

La desnutrición no se resuelve de la noche a la mañana, ni se logra erradicar en un solo gobierno, por ello es tan necesario que los partidos polí­ticos, sus dirigentes, comités ejecutivos, diputados y alcaldes se comprometan en un solo acto y pacto para enfrentar y acordar un programa de medio y largo plazo de combate a la desnutrición infantil, a través de los puestos de Salud, las escuelas públicas y privadas, el Instituto Guatemalteco de Seguridad Social, dotando a estos de los recursos suficientes para nutrir a nuestros niños, a nuestros hijos, a nuestros nietos de una manera permanente y adecuada.

Hay un cí­rculo vicioso debido a que no existen recursos fiscales que puedan destinarse suficientemente si no se aumenta la carga tributaria lo que implica una elevación de la recaudación de impuestos, de preferencia directos, que se destinen a los programas especí­ficos de nutrición infantil y de combate a la pobreza y extrema pobreza.

Sabemos que los requerimientos en programas de producción de alimentos, de distribución de ayudas alimenticias, de combate a las enfermedades diarreicas, de desnutrición y anemia son la mayor prioridad que existe en Guatemala, gracias a que todos los gobiernos y ministros no han adulterado las estadí­sticas, salvo la gestión de Marco Tulio Sosa Ramí­rez que irresponsablemente quiso quedar él bien adulterando las estadí­sticas y puso en peligro las ayudas alimenticias internacionales.

Hay empresarios que cuando les conviene se suben a sus helicópteros, acompañados de distinguidas y elegantes damas, bajan del cielo en algún municipio (Camotán y Jocotán) cargando dos o tres bolsas de pañales desechables, una o dos latas de leche, se toman unas cuantas fotografí­as, hablan con las personas de la localidad y aparecen cual ángeles salvadores en la portada de los medios donde son accionistas, señalando y denunciando la desnutrición pero se olvidan que el grave problema que para la mitad de los niños guatemaltecos implica el hambre, es la falta de ingresos suficientes de sus padres por la carencia de salarios mí­nimos adecuados y por la falta de oportunidades de trabajo de las cuales ellos son en buena parte responsables. Con el montaje, señalado, critican y atacan a las autoridades de turno, después se retiran a sus versallescas mansiones y continúan evitando pagar los impuestos que les corresponde, buscando privilegios, exoneraciones y enriquecimiento desmedido a costa del hambre y de la desnutrición de un gran número de guatemaltecos. Esa actitud antisocial debe cambiar.

Programas, planes y alternativas ya existen, desde el año 2000 al 2004 se realizaron todos los estudios y evaluaciones, se crearon los instrumentos gubernamentales, también existen personas que conocen y pueden implementar en este y subsiguientes gobiernos los programas de combate a la desnutrición ¿Entonces qué es lo que nos falta? La voluntad polí­tica de los partidos polí­ticos representados en el Congreso y que independientemente de quién pueda ganar cada cuatro años la presidencia no alteren las acciones de combate a la desnutrición, de combate a la pobreza y extrema pobreza.