El chocolate es inmune a la crisis


Muestras de chocolate exhibibidas en el Salón del Chocolate en Parí­s.

El chocolate, cuyo Salón tiene lugar esta semana en Parí­s, tranquiliza a los consumidores en un contexto económico inquietante y estimula la imaginación de los artesanos del cacao, cada vez más inventivos.


«El mundo está deprimido, pero nosotros estamos muy bien. El chocolate es un producto tranquilizador», afirmó Gilles Marchal, de La Maison du Chocolat (La Casa del Chocolate), agregando que «las ventas no han disminuido».

Aunque la cantidad consumida no ha evolucionado en los últimos años, los gustos y las exigencias de los consumidores han cambiado, según los especialistas.

«Este año, la gran tendencia es el comercio equitativo», afirmó Sylvie Douce, fundadora y comisaria del Salón del Chocolate, que termina el domingo. «Se ha tomado conciencia» de que el consumo «no debe realizarse a expensas de los paí­ses productores», explicó.

De acuerdo con Gilles Marchal, para «tranquilizarse», los consumidores muestran interés en «los productos utilizados, los hombres que los transforman, comienzan a leer las etiquetas e informarse sobre el origen» del cacao.

Los aficionados al chocolate también atribuyen gran importancia a «un alto porcentaje de cacao», señaló Sylvie Douce. «Hace diez años, nadie era capaz de comer un chocolate con 90% de cacao. Actualmente se observa una evolución hacia menos azúcar y más cacao, porque la gente cree que menos crema y azúcar son mejores para la salud», señaló.

Por lo tanto, La Maison du Chocolat «está rectificando ligeramente» recetas que existen desde hace 30 años, reduciendo las proporciones de materia grasa y azúcar, precisó Marchal.

El chocolate caliente y el chocolate con leche «regresan con gran fuerza», según Douce. «La gente vuelve al chocolate de bebé», afirmó, recordando que Nestlé acaba de lanzar una tableta de chocolate blanco para reposterí­a, un producto «tranquilizador, un retorno a la madre».

«Los fabricantes de chocolate se divierten creando formas increí­bles: labios, zapatos…», agrega Douce.

Jean-Paul Hévin, un chocolatero parisiense, lanzó hace algunos meses una tableta en forma de pectorales, «para tratar de incitar a los hombres a comprar» chocolate, indicó Douce.

En materia de mezclas, «todo es posible», según Hévin, quien creó chocolates con queso para el aperitivo.

Sin embargo, el primer premio a las mezclas iconoclastas se lo lleva el belga Dominique Persoone, instalado en Brujas, que fabrica chocolates aromatizados con albahaca, repollo, mermelada de tomates secos o aceitunas negras.

Persoone confiesa que se trata de chocolates extraños que «no son para las abuelas ni los niños».

De acuerdo con el Sindicato del Chocolate, cada francés comió aproximadamente 7,1 kg de chocolate en 2007, lo que coloca a Francia en el 8º lugar mundial, detrás de los suizos (12,3 kg), los alemanes (11,2), los británicos (10,3) y los belgas (9,3).