Los presagios no son buenos, al contrario, cuando de manera insólita e irresponsable, el llamado Tribunal Supremo Electoral se toma 16 días y un gasto de 500 millones de quetzales para confirmar los resultados electorales, los analistas empiezan a hacer conjeturas y nosotros los escribientes también nos permitimos aventurarnos empíricamente en este tortuoso camino que empezaremos a recorrer el 14 de enero, luego que durante cuatro años, el actual gobierno dejara un país destruido no solo en estructura física sino en moralidad, en aumento de la violencia, la corrupción y la impunidad, en clientelismo, en un endeudamiento sin parangón, en una economía estatal en quiebra, y en indiferencia total hacia los problemas sociales de la mayoría de guatemaltecos.
El nuevo gobierno partirá de un país en ruinas y será dura la tarea de reconstruirlo. De los tres organismos del Estado, el Ejecutivo es el que más pesa gracias al caudillismo que hemos creado nosotros mismos alrededor de nuestro entorno, por lo que tanto el nuevo Presidente y Vicepresidenta que queden, deberán tener altas dosis de honradez, honestidad y verticalidad, así como la energía y valentía suficiente para reimplantar los valores que se perdieron.
Los presagios no son buenos. Basta ver cómo sigue operando el sistema de justicia para entender que dentro de él están infiltrados dos amigos comunes: el crimen organizado y los politiqueros. Cuando leí la lista de los diputados del “nuevo†Congreso aparecieron caras conocidas y no precisamente por sus logros sino por su falta de trabajo y dedicación y su alianza con la corrupción; pero también aparecieron caras “nuevas†pero ampliamente conocidas por sus antecedentes tanto penales como personales. Deducimos que si las cosas van a seguir peor el año entrante en estos dos organismos, cada día se hace más común y corriente pensar, hablar y discutir sobre una depuración, no solo de jueces como quiere la CICIG, sino en la PNC, el MP y, ¿por qué no?, en el mismo Congreso si dentro de un plazo prudencial no trabajan como debe ser y dejan de lado las prebendas que los ha convertido en millonarios.
Hay muchas cosas que un columnista sabe y que, lamentablemente no puede denunciarlas por carecer de pruebas o evidencias confiables, pero para dar una muestra, un “colega abogado†me confesó que era “asesor†de un candidato a alcalde de un municipio de Quiché, y que uno de los contendientes, el que ganó, manejó CINCO MILLONES de quetzales que le dieron financistas de apellido zetas, solo para sobornos. ¿Cierto o falso? Más creo lo segundo, pero lo que sí es cierto es que se dieron anomalías enormes y que el financiamiento de muchos de los candidatos, desde alcaldes a presidenciables sigue siendo un misterio, aunque rumores sobre su procedencia corren a montones, algunos con visos de verdad y otros con el resquemor de los perdedores. Lo que sí me atrevo a afirmar es que estos comicios fueron los más caros de la historia y que algunos candidatos tenían colas más largas que las que se forman en el IGSS y los hospitales.
Y debo decir en honor a la verdad que estos mafiosos que el año entrante estarán en cargos importantes, pertenecen a TODOS los partidos sin excepción. Si a esto agregamos la incertidumbre sobre quién será el próximo jefe del Ejecutivo y quiénes serán sus ministros y principales allegados, el asunto se torna más peliagudo, particularmente en el manejo de la administración pública del Estado.
A la par de estos referentes, es altamente “sospechoso†observar cómo surgen grupos “Gâ€, que los puso de moda el G-8, cuando se reunieron los ocho países más poderosos económicamente en el mundo y así en Guatemala tenemos el grupo de los G-12, G-40, G-4, G-10, la mayoría de los cuales está integrada por “buscahuesos†que aparecen en las páginas de los medios dando consejos para que sus caras reluzcan nuevamente como los hombres y mujeres que el nuevo gobierno debe tener a su lado y cuya capacidad e idoneidad solamente ellos y algunos de sus allegados se lo creen.
Por otra parte, ya los famosos grupos paralelos de poder están ubicándose al lado de los dos presidenciables para ocupar espacios que conllevan adquirir cuotas de poder. El candidato Baldizón ha buscado alianzas disparejas que van desde sectores de la débil, dividida y resquebrajada “izquierda†hasta otros de dudosa reputación como el PAN y la actual UCN, así como “dirigentes sindicalesâ€, tipo Joviel Acevedo y Luis Lara. Todo se vale en la política.
Pérez Molina por su parte ha puesto su mirada en dirigentes locales de los más diferentes sabores y colores, y mantiene firme el apoyo que bajo tierra, pero que se huele a la distancia, le da el “sector empresarial†y grupos militares de alta y de baja, incluyendo a los Ex-Pac. Todo se vale en la política.
Cada uno de los dos contendientes ha hecho sus ofertas: el primero el famoso Bono 15 y el impuesto único del 5%. Y el segundo, como era de esperar, el combate a la violencia. ¿Con qué pisto y cómo lo van a hacer? Solo Dios sabe…
LENCHO PATAS PLANAS. Hace más de 40 años, con la inexperiencia de un patojo universitario, fui con varios amigos a ver un partido de fut en Villa Nueva. Después cayeron por tres horas unos señores moros… de lluvia y a la salida del pueblo se formó una laguna que yo pretendí pasar con un viejito y pequeño carro Fiat 600 y me quedé a medio lago. Los pilotos previsores tomaron otra vía y nadie me ayudaba, pero de pronto asomó un enorme tráiler que se paró a mi lado. Vi su sombrero y el bigote, el piloto era Lencho Patas Planas y al reconocerme me dijo ¿Vos creés que esa tu babosadita es lancha o qué? Le pedí que me sacara de un jalón nada menos que del tráiler y me dijo: “no jodás, le pego el jalón a esa carcacha y la parto en dosâ€. Vos dale, le contesté. “Bueno, te lo advertí. A’í voyâ€, me dijo. Sacó una cadena que la puso abajo y pegó el jalón. Salimos del lago sin bómper y con pedazos de hierro colgando. Lencho se mojó y sus botas lustrosas quedaron echas un asco. Lo cuento, no solo para recordar al “Rey Feo Vitalicioâ€, sino al cuate y al humano que siempre fue. Sin haberme reconocido ya estaba dispuesto a ayudar. Así fue siempre. Adiós vos, que te vaya bonito… A’í nos vemos…