La rebaja en el Presupuesto de Ingresos y Egresos del Estado para este año, en más de 2 mil millones de quetzales, anunciada por el Presidente de la República, ha destapado una enorme cloaca, en donde han quedado de manifiesto:
a) La imprevisión del Ejecutivo para hacer un presupuesto razonable, basado en los ingresos factibles del Estado y una administración sana del endeudamiento público; b) Como los intereses partidarios y de ocasión electoral se anteponen por sobre cualquier beneficio común o riesgo para el país por parte de los partidos políticos representados en el Congreso de la República; y c) Una increíble marejada de declaraciones de ministros, diputados, sindicalistas y demás actores de esta comparsa en que vivimos, en donde parecieran todos apuntarse a ser las víctimas de la situación, cuando en realidad fueron los creadores de la misma.
Año con año asistimos a las discusiones en el Congreso de la Republica que conoce la propuesta del Ejecutivo sobre lo que será el Presupuesto de Ingresos y Egresos de la Nación para el año siguiente, año con año este Gobierno también ha apostado por elevar y elevar dicho presupuesto, bajo la garantía de que si no es aprobada su propuesta en un plazo determinado, en automático se continuará con el presupuesto del año anterior. Como bien lo indica su nombre, el presupuesto debería de ser el instrumento de afinación de las políticas estatales, determinar cuáles serán los ingresos corrientes, cuáles previsiblemente serán los extraordinarios, cuál es la capacidad razonable del endeudamiento del Estado y luego con esos recursos determinados, establecer la distribución presupuestaria que permita dar mantenimiento a la estructura de funcionamiento del Estado, el pago de los salarios correspondientes, pero también aquellos recursos que permitan crear y desarrollar la infraestructura necesaria para detener la caída y que no nos volvamos un país del cuarto mundo. Evidentemente esto no sucede así, se hacen las cuentas del gran capitán, el clientelismo y la distribución en función de intereses electorales pesan más que la transparencia o la necesidad, no hacemos nada por combatir el contrabando, la evasión y demás lacras que afectan los ingresos del Estado y se convierten en competencia desleal para las empresas que sí pagan sus impuestos. Por si lo anterior no fuese suficiente, acto seguido los demás partidos políticos bloquean las sesiones en el Congreso y el país simplemente se queda sin gasolina, eso sí con todos y cada uno de los actores echando la culpa al vecino por el mal que nos ha traído y con una población estupefacta que escucha cómo la Policía se desmoralizará, cómo no habrá medicinas, ni arreglos a las carreteras, una población chantajeada.
El día de ayer fue publicado por este vespertino que el Gobierno y el mayor partido de la oposición, se han puesto de acuerdo y se aprobarán créditos por más de 600 millones de dólares, con cuyo acto se pretende poner fin a la crisis presupuestaria. Espero, eso sí, se acabe el chantaje que hemos vivido como ciudadanos estos días, por supuesto seguro de que será solo la calma que precede a la siguiente tormenta.