Juan Garvaldo
Uno de los lugares más emblemáticos de los chapines es el cerrito del Carmen; lugar ensoñador y poético que se encuentra en los linderos del Centro Histórico de la ciudad, y que es un monumento vivo, y por ende mudo testigo de muchas generaciones y acontecimientos religiosos y políticos que se suscitaron allí; así como también de innumerables citas de amor.
Afortunadamente para nosotros los amantes de nuestra historia y el gran amor que profesamos por nuestra capital, todavía tenemos una joya valiosa dentro de la misma metrópoli. El cerrito del Carmen se halla ahora entre edificios y casas modernas.
En esta ocasión haremos recuerdos de algo de historia y leyenda de manera que sirva para evocar tiempos idos y a la vez para que los patojos de hoy sepan de algunos rinconcitos históricos dentro de la ciudad.
La tradición cuenta que la iglesia fue construida por Juan Corz en 1620 y que le ayudaron a edificarla don Antonio María Chéver y don Justiniano Conquistador.
La pequeña Iglesia o Ermita del Carmen en donde se encuentra y se venera una imagen de la Virgen del Carmen fue edificada como se indicó en 1620, siendo la construcción más antigua que se conserva en la Nueva Guatemala; elevándose a la categoría de parroquia en 1647.
Al terminar la conquista de Guatemala, don Pedro de Alvarado repartió las tierras de éste valle entre sus capitanes y soldados más cercanos. Tocándole a Don Héctor de La Barreda parte del Valle de Las Vacas, nombre que derivó de la idea que tuvo éste conquistador de importar de la isla de Cuba algunas vacas y toros y poniéndolos en el valle de su propiedad fueron multiplicándose en gran manera. Razón misma del nombre de Valle de las Vacas, y de ésta forma se inmortalizaba este nombre, el recuerdo del sitio a donde por primera vez se introdujo el ganado en el Reino de Guatemala.
A principios del siglo XVII – (1600)- llegó a ívila-España, procedente de Tierra Santa, un religioso de la orden de San Francisco, pero que no fue sacerdote, llamado Juan Corz y natural de la señoría de Génova, que deseaba venir a América, al enterarse las monjas del Convento de Santa Teresa de ívila lo llamaron y le suplicaron trajese al nuevo mundo la imagen de Nuestra Señora del Carmen que había sido destinada a estas tierras.
Juan Corz aceptó el encargo, y fue traído por caridad, haciendo la travesía desde España a nuestras costas del norte en la Nave María Fortaleza, trayendo consigo a la Virgen.
Juan Corz se internó en tierras de Guatemala llegando al valle y fijó su casa a orillas del rio en el valle de las Vacas entre unos peñascos, en un lugar que se llamó «EL NICHO DE LA VIRGEN» y colocó la imagen en una cueva, él ocupó otra próxima, donde hacía vida eremítica y penitente.
Rápido se enteraron los habitantes del «Rincón de La Leonera» de la existencia del ermitaño en el lugar y conocieron también la imagen que poseía. Los vecinos pretendieron hacerle una ermita o adoratorio, pero como era muy difícil que se le viera a Juan Corz, pensaron permanecer en el lugar hasta que saliera y lograr hablar con él.
Al enterarse el ermitaño de los piadosos deseos de los vecinos del lugar, accedió con gusto a hacer un lugar especial donde estuviera la virgen. En solemne procesión se trajo la imagen de la virgen desde la cueva a orillas del rio de las vacas a una pequeña ermita muy pobre, que se construyó en el mismo sitio donde hoy se levanta la iglesia de la Parroquia Vieja o cruz del Milagro.
El ermitaño se regresó a su retiro en la cueva. Pero al día siguiente que las personas fueron a visitar a la imagen de la virgen, se encontraron con gran asombro que ésta ya no estaba en la Ermita. Unidos Juan Corz y la gente la buscaron por varios lugares y no la encontraban, por último fueron a la cueva donde Corz la ubicó desde un principio, encontrándola allí sobre la peña de su primitiva morada.
Se consideró que ese no era el lugar que deseaba la Virgen se recorrió varios lugares aledaños, el ermitaño encontró similitud entre el cerro del Carmen y el Monte Carmelo que acababa de visitar en Palestina.
Inmediatamente los vecinos desmontaron una parte del cerro y construyeron una pequeña Ermita con su mojinete y campanario y una habitación para que habitara Juan Corz y cuidara de la imagen y su capilla, a la que llegaban los vecinos a toda hora a rendir adoración a la Virgen Santísima.
El Obispo de Guatemala era para entonces el Ilmo. Don Fray Juan Cabezas, quien autorizó permiso para celebrar la Santa Misa en la Ermita.
A través de la Tradición se conoce que; «un día aconteció que levantaron un mal testimonio contra Juan Corz; la calumnia, como sucede siempre, voló por todo el valle, y sin que se sepa en qué consistía la falta que se atribuía al Ermitaño; lo cierto es que perdió toda la confianza que se le había depositado.
Mientras los vecinos del Valle de Las Vacas se ocupaban en comentar la supuesta falta que se atribuía a Corz, un gran incendio arrasó todo, sin que nadie pudiera apagarlo. Las grandes lenguas de fuego inmediatamente consumieron la Ermita en su totalidad, lográndose salvar la imagen de la virgen milagrosamente , y fue colocada sobre unas ramas de árbol. Al siguiente día del incendio se desató una gran epidemia que amenazaba acabar con todos los habitantes del Valle.
Con motivo de estos sucesos el vecindario se reconcilio con el Ermitaño, la calumnia se terminó y la gente volvió a mostrar afecto por Juan Corz.
Corz entonces se ocupó en la restauración del templo, y posteriormente desapareció sin volver a saberse nada de él, convirtiéndose su desaparición en un gran enigma.
Un personaje clave en la construcción formal del templo fue Don Juan José Morales Roa y Alfarlo quien fue el segundo mayordomo y custodio de la iglesia en 1730. Este señor restauró la Ermita junto a otros vecinos, construyendo el techo de medio cañón o de bóveda; También mandó hacer reparaciones en el campanario, a un lado del templo, en el atrio y en la casita de habitación interior e hizo sembrar el árbol de coyol o palmera que existió por muchos años en la parte norte de la Ermita y que podemos ver a través de las fotografías que nos legaran fotógrafos nacionales y extranjeros. Al mismo señor Morales se debe la construcción de las cuatro capillas de cal y canto que se situaban en la pequeña plazuela del templo que sirvieron para los altares de la fiesta de Corpus que era celebrada todos los años a mediados del mes de julio.
Todos los años en él mes de julio abren las puertas de la sacristía al público, para que visiten una pequeña pero muy significativa exposición; allí se puede ver de tamaño natural una pintura con el retrato de Don Juan José Roa y Alfarol, y fotos y algunos grabados de la Ermita de la colina del Carmen. También allí mismo sobre la puerta de esa sacristía hay una inscripción, que reza:
«EL QUE AYUDí“ AL FUNDADOR DE ESTA CASA FUE EL ILLTRE DN. ANTONIO
MARIA CHEVER Y DN JUSTINIANO CONQUISTADOR.- LA BIRGEN
MADRE DE DIOS CONCEBIDA SIN PECADO ORIGINAL.-
1620
EL FUNDADOR DE ESTA FUE JUAN CROZ RELIGIOSO DE LA SERAFICA HORDEN.-
NATURAL DE LA SEí‘ORíA DE GNOBA».
La iglesia del Carmen tiene en su fachada algo con que quisieron asemejar una fortaleza, las torrecitas en forma de atalayas, se debe posiblemente a que como Juan Corz vino a estas tierras americanas en la nave María Fortaleza. Aparecen en hornacinas las figuras de San Elías, Santa Teresa, Santa Magdalena de País y San Juan de La Cruz.
La iglesia del cerrito del Carmen fue destruida por los terremotos de 1917-18 pero la volvieron a reconstruir como estaba, gracias a la diligente ayuda de la señora Isabel de la Hoz de Aguirre, en 1925; una gigantesca cruz que se encuentra al lado sur de la iglesia recuerda el memorable acontecimiento en el citado año.
Pero desafortunadamente de nuevo se vio afectada con motivo del terremoto de 1976 quedando destruida pero de nuevo fue reconstruída tal como era originalmente.
Para el gobierno del General Ubico se mandó a darle un nuevo estilo al cerrito, mandando a sembrar árboles y se jardinizó el área del mismo, colocándose miradores y puertas de estilo colonial, se hicieron calles alrededor del mismo para que subieran automóviles hasta el frente de la iglesia.
El gobierno mexicano obsequio material para construir la fuente de azulejos que se halla en la parte norte, con un escenario donde antaño se daban conciertos de marimbas y de orquestas que amenizaban y alegraban las tardes dominicales. Desgraciadamente esta fuente cayó en desuso y ahora es utilizada como cancha de futbol.
í‰l cerrito del Carmen fue el lugar donde se aparecían los espantos como; la Llorona, la Siguanaba, el Sombreron, y otros entes mágicos y reales. También allí era donde se encontraban las parejas a darle rienda suelta a sus amores, y que hasta hoy es punto de esos románticos encuentros. También allí era la guarida del famoso bandido del tiempo de la colonia; él temible » Pie de Lana» quien fuera ahorcado en el aguacatal que está cerca de la cruz al lado sur. Allí en sus faldas fue ajusticiado otro famoso ladrón conocido como Tacurú, quien se convirtiera sin saberlo en el primer fusilado en La Nueva Guatemala. Y así en las faldas del cerrito han sucedido muchísimos otros acontecimientos. Cabe destacar también que en el interior de la Ermita celebró su primera cesión el Ayuntamiento de Guatemala, en 1776, quedando aquí definitivamente establecida la capital, hubo una fiesta religiosa solemne en la iglesia del Carmen con asistencia de las primeras autoridades civiles y religiosas.
El cerrito del Carmen nunca desaparecerá porque es la morada de la santísima Virgen, es un sitio Santo y bendecido por ella, que ha jurado cuidar por siempre, tal es el caso que ha sufrido muchas destrucciones en su estructura y se vuelve a levantar de sus escombros; así como el robo de la santa imagen hace algunos años y que luego apareció milagrosamente. Es la patrona de este bello valle que originalmente se llamó Valle de Las Vacas y que al tomar posesión ella, cambió su nombre al de la Ermita o de la Virgen como también se le conoce.
Ahora se celebra la fiesta del Carmen o del Escapulario el día 16 de julio y se sitúan las champas de la fiesta en la primera calle al pie del cerro, donde hay diversiones tales como; juegos mecánicos, juegos de la lotería, tiro al blanco; también restaurantes de comida típica, donde se pueden deleitar platillos típicos; como garnachas, enchiladas, chuchitos, buñuelos, atoles de varias clases, elotes y golosinas típicas, etc.
Estas celebraciones de los barrios chapines son ya parte de las tradiciones añejas de la ciudad y también son únicas en todo el mundo, llenas de sabores y colores maravillosos.
¡ASí SON LAS FERIAS DE MI PUEBLO – VAMOS A CELEBRARLAS.