Detenido en San Luis Potosí, Madero cruzó la frontera el 5 de octubre de 1910, huyendo hacia los Estados Unidos y proclamó el Plan de San Luis Potosí convocando al pueblo a tomar las armas el 20 de noviembre para derrocar al dictador Porfirio Díaz. Dos días atrás de esa Convocatoria se dio el primer enfrentamiento en Puebla en donde los hermanos Máximo, Aquiles y Carmen Serdán fueron muertos en un enfrentamiento después de resistir a la Policía.
Anticipándose al 20 de noviembre, en Chihuahua ya se había iniciado la rebelión, Chihuahua era un estado conocido por sus antecedentes de oposición a la dictadura desde antes de 1900. Los opositores, la mayoría de ellos, ex miembros de las Colonias Militares eran hombres aguerridos acostumbrados al manejo de armas en sus constantes luchas contra los apaches. Por otra parte el llamado a la rebelión de don Francisco Madero aquel 20 de noviembre fue un hecho conexo a una serie de circunstancias centradas en aquel estado en donde fácilmente prendió la mecha que inició la Revolución. Esto sin menoscabo que grupos de intelectuales y periodistas desde años atrás en la capital de la República venían haciendo oposición al régimen de Díaz. Dentro de éstos estaba Ricardo López Magón, fundador del Partido Liberal Constitucionalista, quien a través de su periódico Regeneración atacaba constantemente a la dictadura. López Magón y Madero habían mantenido contacto sin pasar a más, el pensamiento socialista cercano al anarquismo de López Magón, hizo que no coincidieran políticamente. Madero, un hacendado de tendencia conservadora, buscaba un relevo político en México, pero no los cambios radicales de una Revolución Socialista.
La lucha en Chihuahua se había iniciado en ausencia de Madero antes del 20 de noviembre y el presidente Porfirio Díaz había enviado al general Juan Hernández con 10 mil hombres para sofocarla. Ningún líder conocido aparecía a la vista pero los recuerdos que el Gobierno tenía de la oposición en Chihuahua cuando la rebelión en Tomochic eran amargos. Tomochic era una ex colonia militar en donde cada hombre guardaba en su casa una carabina Winchester de repetición que sobrepasaba en capacidad de fuego a las armas del Ejército Federal y que les habían acompañado en la guerra contra los apaches. Esa vez en Tomochic mil doscientos soldados federales no fueron capaces de doblegar a cien hombres quienes les infligieron numerosísimas bajas antes de morir.
Así las cosas, don Abraham González, un respetable opositor contactó a Pascual Orozco, un transportista de mineral, quien pronto demostró dotes como jefe militar. También tuvo un encuentro inusual con Francisco Villa, un hombre desconocido con antecedentes de ser un forajido, cuyo nombre de guerra trascendería comandando la División del Norte, un Ejército de más de 50 mil hombres.
En la fría madrugada del 20 de noviembre el grupo de hombres reunidos en el pequeño rancho de La Cueva Pinta, escucharon la lectura del Plan de San Luis y luego eligieron a Cástulo Herrera líder del Sindicato de Caldereros como jefe militar y a otros cuatro de segundo nivel, entre quienes estaba Francisco Villa. El historiador Friedrich Katz, biógrafo de Villa, relata el encuentro de don Abraham González con Villa: habían acordado, dice, reunirse en una hora después del anochecer en el local del Partido Antireeleccionista en la Ciudad de Chihuahua. Cuando González llegó se encontró con dos hombres cubiertos con sarapes que lo esperaban en la oscuridad y sin darse la mano, hizo ademán de sacar de la bolsa trasera los cerillos para encender la lámpara de petróleo, al poner luz en la mecha y ver de reojo se encontró con dos pistolas apuntándole a la cabeza y la inconfundible sonrisa de Villa detrás de ellas.
La coincidencia de la crisis económica que se vivía entre 1909 y 1910 fue un factor importante que hizo que prendiera la Revolución en Chihuahua extendiéndose a Sonora y Coahuila, una región minera en donde las mayores compañías estadounidenses habían cerrado sus operaciones, mientras del otro lado de la frontera los trabajadores temporales eran devueltos con las manos vacías. En noviembre de 1910 las heladas prematuras habían provocado que las cosechas de frijol y maíz se redujeran a la mitad y el precio de los productos de primera necesidad se fueron para arriba, todo esto hizo que las clases medias urbanas, los trabajadores industriales y los habitantes de los pueblos se unieran.
Antes de la fecha señalada, el primer alzamiento revolucionario tuvo lugar en el pequeño pueblo de Cuchillo Parado en el noroeste de Chichuahua. Su cabecilla Toribio Ortega en 1903 había conducido a los habitantes del pueblo en un intento por recuperar sus tierras que les habían sido robadas a través de la Ley de Deslindamientos promulgada por Díaz. Toribio Ortega se convirtió en el dirigente del Partido Antireeleccionista en Cuchillo Parado y llamó al levantamiento en favor de Madero. También en la población minera de Parral, un rico comerciante Guillermo Baca, seguido de cuarenta hombres atacó la residencia del Jefe Político y cuando se retiró a las colinas para continuar la guerrilla lo seguían más de cien. La insurrección se extendió por las restantes colonias militares y pueblos mineros y los revolucionarios se unieron a un solo grito: ¡A la Revolución!, ¡Viva Madero, muera Porfirio Díaz!.